La arquitectura de esta casa propone un recorrido cinematográfico
Rodrigo Toledo, arquitecto y profesor asistente de la Universidad Pontificia Bolivariana / junio 27 - 2023
El documento fotográfico más antiguo que aún se conserva, conocido como Vista desde la ventana en Le Gras, tomado en 1826 por el francés Joseph Nicéphore Niépce, muestra una escena urbana con edificios en primer plano. La fotografía, desde sus inicios, ha sido el medio de difusión más importante para la arquitectura.
Quienes escribimos sobre ella sabemos que, en la mayoría de los casos, una imagen es más potente que las palabras que la describen. Publicaciones impresas y digitales dedican gran parte de sus páginas y pixeles a fotos que captan las características espaciales y atmosféricas de cada obra.
Sin embargo, la fotografía arquitectónica siempre se queda corta al momento de contar la historia completa de un espacio, pues al ser estática deja por fuera el medio por el cual se experimenta realmente la arquitectura: el tiempo.
En 1948, el crítico italiano Bruno Zevi escribió al respecto en su libro Saber ver la arquitectura. Zevi comentaba que “(…) es evidente que ni una ni cien fotografías podrán hacer exhaustiva la representación de un edificio (…). Toda fotografía abarca el edificio desde un solo punto de vista, estáticamente, de una manera que excluye aquel proceso, que podríamos llamar musical, de sucesiones continuas de puntos de vista que el observador vive en su movimiento dentro y en torno al edificio”.
Este autor afirmó, en su momento, que el cine podría ser la forma de representación del espacio más cercana a la manera como vivimos el entorno habitable. Ya no una imagen fija, sino una secuencia de imágenes.
En el estudio bogotano Prácticas de Arquitecturas del Entorno, dirigido por los arquitectos Rubén Gómez y Santiago Rodríguez, se trabaja esta idea del tiempo en sus proyectos. Desde la manera en la que se los muestran a sus clientes —con animaciones digitales en lugar de renders estáticos— hasta la concepción de la espacialidad de cada uno de ellos, en el estudio se explora la forma en que la arquitectura y el tiempo se relacionan.
La arquitectura de la casa
Esta casa, diseñada para una pareja joven en un lote rural ubicado entre las regiones de La Mesa y Anapoima, se desarrolló a partir de entender la vida doméstica como una secuencia de momentos.
En ella, los ambientes son organizados linealmente y separados/vinculados entre sí por muros perforados. En la casa no hay un corredor que conecte las estancias, pero sí se propone atravesar las paredes para transitar cada una de manera sucesiva.
Su arquitectura promueve un recorrido que se funde con los componentes del programa. Cada muro es un umbral que antecede a un pequeño mundo doméstico: cocina y comedor/salón y piscina/alcoba/baño. Entrar y salir para volver a entrar.
En sentido transversal, por el contrario, la casa se despoja de paredes hacia el paisaje. Solamente la habitación tiene un ventanal. Los demás espacios quedan abiertos, como balcones que captan el paisaje. Entre cada uno de los muros, que además cumplen una función estructural, se construyen techos ligeros que permiten el paso tamizado de la luz del sol.
La colección de espacios y muros blancos se destaca entre el verde de la vegetación, mientras un basamento de piedra le da sustento en la topografía inclinada. Los cien metros cuadrados de construcción se diluyen en el entorno gracias a su arquitectura permeable, que deja que el viento atraviese también cada habitación.
Los arquitectos aprovecharon el clima cálido del lugar donde se emplaza la obra para construir lo mínimo necesario. Se configura como un juego de muros paralelos, entre los cuales aparece el espacio íntimo para luego fundirse con la montaña. Se recorre en forma cinematográfica, en secuencia lineal, y al hacerlo se ofrece una solución para edificar en contextos tropicales. Arquitectura y tiempo, espacio y movimiento.
Cinco puntos para destacar
1. La casa se concibe a partir de una secuencia de espacios delimitados y conectados por muros paralelos.
2. Para recorrer la casa se deben atravesar los espacios, pues no hay un corredor.
3. Cada ambiente se comporta como un balcón abierto hacia el paisaje, gracias a la ausencia de muros de fachada.
4. Entre muros se construyen techos que filtran la luz del sol.
5. Los arquitectos trabajan con la idea del tiempo en la vivencia del espacio arquitectónico.
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Un Petit Trianon, tropical pos-moderno… conceptualmente.