El Museo del Carnaval de Barranquilla y la Serrezuela de Cartagena son las dos obras más disruptivas del país
/ diciembre 10 - 2019
La fachada, la primera piel que ve el peatón, es la carta de presentación de cualquier proyecto. Quien se cruza en Barranquilla con el Museo del Carnaval sabe que su estética disruptiva refleja la alegría y el colorido del Carnaval de Barranquilla, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
Para este proyecto, los arquitectos de la firma KGR Proyectos S.A.S y Marcelo Dantas, utilizaron en la fachada un colorido panel paramétrico de la multinacional Hunter Douglas. “Es un elemento decorativo y funcional, de fácil instalación, que transforma los volúmenes de edificaciones en elementos arquitectónicos dinámicos por la variedad de formas, colores, sombras y acabados disponibles”, explica César Torres, gerente de ingeniería de producto de la compañía.
Además de permitir un aspecto único para la fachada del museo, muy acorde con la alegría que irradia el Carnaval de Barranquilla, este panel reduce la radiación. Sus materiales resisten “las más duras condiciones medioambientales de Colombia, incluso en lugares con altas temperaturas, elevada humedad o lluvias torrenciales”.
La Serrezuela
Este proyecto en Cartagena recuperó un espacio olvidado: la plaza de toros La Serrezuela, construida en el año de 1893. Sin embargo, la Promotora A. Cohen –firma que estructuró y desarrolló esta iniciativa– no se limitó a la simple renovación de un lugar que podría funcionar para eventos públicos, buscó salirse de la caja y transformarlo en un centro comercial que reactivara el sector y propusiera nuevos usos para su estructura.
Lea aquí, cómo restauraron una plaza de toros y la convirtieron en un centro comercial.
En La Serrezuela combinan un lugar considerado patrimonio de la ciudad, con actividades culturales, de entretenimiento y una amplia oferta comercial. No obstante, debido a su avanzado estado de deterioro, les fue imposible recuperar la estructura original. La actual propuesta rescata la memoria del edificio a partir de su forma y su materialidad.