Arquitectura patrimonial: la historia de una casa en Villa de Leyva
Rodrigo Toledo, arquitecto y profesor asistente de la Universidad Pontificia Bolivariana / junio 17 - 2023

La arquitectura es, entre muchas cosas, una especie de crónica cultural de las sociedades que la construyen y la habitan. Ella escribe un relato histórico, no con letras sino con muros, techos, puertas y ventanas, que da cuenta de las costumbres y ritos sociales de sus ocupantes, además de su relación con el clima y la geografía.

Es un vestigio de lo que somos como individuos y comunidad. Pero la historia que narra está ahí, viva, no como algo estático, sino como un campo de acción del que se puede aprender y que se puede reimaginar, pues también constituye una disciplina optimista que crea un mundo nuevo de manera constante.
La mirada que usualmente se tiene sobre el patrimonio arquitectónico en países jóvenes como Colombia suele estar mediada por la idea de conservación. La búsqueda de valores espaciales, materiales, tipológicos e históricos conduce a preservar obras significativas del pasado. Pero es común también que el deseo de conservación condicione la manera como deben construirse las nuevas propuestas.

Muchos municipios en el país tienen normativas urbanas que imponen materiales y formas arquitectónicas para que lo de hoy se parezca a lo que se construyó hace cientos de años. Este es un terreno pantanoso, pues las idiosincrasias y tecnologías disponibles en los tiempos de la Colonia no son las mismas de la actualidad.
Ciertamente, resultaría extraño si estas imposiciones se hicieran sobre la manera en que las personas deben vestirse. Pretender que la arquitectura actual debe hacerse como se ejecutó antes puede incurrir en la caricaturización del pasado. Por el contrario, diseñar en el presente, tras aprender y reinterpretar estas cualidades patrimoniales puede ofrecer distintas formas de habitar, donde los valores y técnicas de ayer y hoy conviven.

Una casa en Villa de Leyva en medio del paisaje
El estudio bogotano Granada Garcés Arquitectos, dirigido por Carlos Granada, diseñó para una pareja esta casa de 500 metros cuadrados en Villa de Leyva, Boyacá. El proyecto debía cumplir una serie de requerimientos que apuntan a que las obras nuevas se mimeticen con el paisaje construido tradicional del lugar.

Gran parte del esfuerzo de los arquitectos consistió en hacer un hogar que respetara estas condiciones, sin limitar las posibilidades para proponer una espacialidad acorde con las técnicas y formas de vida actuales.
Podría pensarse que la tradición de la construcción local, con techos a dos aguas, paredes gruesas y ventanas pequeñas produce una arquitectura convexa, donde la lluvia, el viento y la luz del sol entran en contacto con ella para permanecer fuera del espacio interior.

Lo que propone Granada es, por el contrario, una arquitectura cóncava, con volúmenes fragmentados para dejar entre ellos estancias indeterminadas, donde además los techos se perforan para generar pequeños patios ajardinados, habitados por la lluvia y el sol, al mismo tiempo que los muros de tapia se reemplazan por grandes ventanales de vidrio que vinculan el paisaje con el ámbito íntimo.
La distribución de la casa
Esta casa mezcla los atributos típicos de las residencias de la zona con los de la arquitectura contemporánea, y al hacerlo plantea una espacialidad doméstica intermedia entre el adentro y el afuera.

En esta vivienda, una planta en forma de L configura un patio entre la construcción y el bosque circundante. Por otro lado, permite la distribución clara de los diferentes ambientes en dos volúmenes separados y, a su vez, conectados por un espacio de llegada semiexterior, bajo una pérgola, donde se atraviesa un portón de madera para acceder a un jardín animado por un espejo de agua.

El primer volumen contiene la zona social y de servicios junto con la alcoba principal, mientras el segundo alberga dos estudios para el trabajo de cada uno de sus propietarios, que se usan además como habitaciones para las hijas adultas cuando visitan ocasionalmente a la pareja.

La zona social está confinada entre dos corredores abiertos cubiertos por aleros. El primero, orientado hacia afuera, contiene una pequeña sala con una chimenea exterior, mientras que el segundo se abre hacia el patio y el bosque con un alero de vidrio transparente que permite ver la montaña desde el interior.

La cocina fue diseñada para que exista una parte cerrada, donde se preparan los ingredientes, y otra integrada con la zona social, donde finalmente se cocina. Asimismo, el baño principal propone un lugar para el cuidado del cuerpo, por lo que la ducha está acompañada por un turco y un jacuzzi.

En la alcoba principal, un mueble en la mitad del espacio permite esconder el televisor con el fin de no obstruir la vista desde la cama; además, las fachadas plegables se abren de tal forma que la habitación se convierte en un balcón delimitado por una baranda diseñada como una banca corrida.

Definieron el sistema estructural del proyecto como una serie de pórticos de concreto enchapados en madera sapán, que sostienen una secuencia de alfardas –largueros que soportan el techo– sin caballete. La modulación de los espacios entre columnas determina las dimensiones de las habitaciones, así como el ritmo de la ventanería y los elementos de fachada.
Detalles del interior de la obra
En los interiores, la aplicación en pisos de la misma madera de la estructura unifica la atmósfera y combina de manera austera con muros blancos en espacios que, mediante perspectivas orientadas hacia las ventanas, buscan siempre el paisaje exterior.

Esta obra asume el reto del patrimonio arquitectónico como la oportunidad de reflexionar sobre el salto tecnológico desde la arquitectura colonial. No aborda el pasado como algo inamovible, sino como un insumo con el que se puede trabajar.

Sus arquitectos se paran entre el reconocimiento de la historia y las posibilidades del presente, para lograr así una casa que retoma las formas convexas de la construcción vernácula y las superpone a la tradición moderna, que defiende la transparencia y la disolución de los límites entre el interior y el exterior. Aquí el patrimonio es un material que permite crear algo nuevo.
Cinco puntos a destacar
1. Con este proyecto defienden la reinterpretación de las arquitecturas patrimoniales para crear una nueva tradición, a la luz de las técnicas constructivas y formas de vida actuales.
2. La planta en forma de L, con dos volúmenes separados, permite tener dos momentos de la casa claramente definidos, articulados por un jardín de acceso.
3. La espacialidad de la vivienda busca perspectivas prolongadas, orientadas hacia el exterior.
4. La alcoba principal se transforma en un balcón al abrir las puertas plegables de su fachada.
5. La modulación estructural del proyecto determina su distribución espacial, así como sus elementos de fachada.
Publicado en axxis de qué fecha? Bello estudio, juiciosa integración entre técnicas nuevas y tradición.
Este proyecto está publicado en el número 344 de la versión impresa de la revista AXXIS, correspondiente a mayo de este año. Saludos.
Buenos días soy estudiante de arquitectura, quisiera saber cómo encuentro los planos de este proyecto para analizar cómo el arquitecto manejo la circulación y conexión de todos los espacios.
Hola, Laura. Puede contactarse con los arquitectos a través de este link. Puede que le ayuden: http://granada-garces.com/contacto
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He vivido varias temporadas en Villa de Leyva , el análisis de con qué premisas construir la casa campestre estuvo bien estudiado . El resultado es una perfecta combinación entre las premisas históricas y la perfecta integración de los adelantos modernos . El resultado es óptimo Felicitaciones
Exelente propuesta, sencilla pero acogedora y cálida a la vez.
Bello, súper lindo!!! Se puede conocer?
[…] del entorno, no se buscan soluciones nuevas a un problema antiguo; al contrario, se propone una arquitectura que mezcla estas maneras tradicionales de crear con la forma en la que hoy se construye para […]
Dejar intacta la naturaleza cuando se le integra una vivienda
Felicitaciones.
La arquitectura tradicional con materiales vernaculos, tierra, madera y muchas veces pisos en baldosa hidráulica, no tiene porqué quedarse congelada en el tiempo, las cubiertas a dos aguas, los corredores, el alero protector de la lluvia y el sol, están presentes en esta hermosa casa que, retomando esos elementos crea una vivienda, que igual, permanecerá en el tiempo como las casas antiguas, nobles y duraderas.