Diez estrategias para llegar a la sostenibilidad en la arquitectura
Carolina Lineros Orduz / agosto 1 - 2023
El arquitecto José Luis Cortés, presidente de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), señala: “El gran reto al que nos enfrentamos en este momento es lograr el equilibrio entre el medio ambiente construido con el medio ambiente natural, y a su vez contribuir al desarrollo urbano, para que en el futuro las ciudades sean sostenibles, resilientes, seguras, inclusivas, equitativas, saludables y, por supuesto, más hermosas. En este sentido, los arquitectos tenemos que procurar cumplir nuestro objetivo de construir arquitectura responsable y con altos principios éticos”.
Y es que la sostenibilidad no se trata solamente del reúso, la reutilización y el reciclaje, ni tampoco de materiales, elementos y sistemas que minimicen los consumos energéticos en los espacios, ni mucho menos de unos requisitos que hay que cumplir para obtener una certificación internacional.
La sostenibilidad va más allá, tal como lo define el Comité de Sostenibilidad de la UCLA (University of California, Los Ángeles): “Es la integración de la salud ambiental, la equidad social y la vitalidad económica para crear comunidades prósperas, saludables, diversas y resilientes para esta generación y las generaciones venideras”.
Es entonces donde la arquitectura puede impactar de manera positiva al medio ambiente, así como también al bienestar y la salud de todos los habitantes del planeta. Esto nos obliga a pensar en el diseño no solo de la arquitectura de las edificaciones, sino además de las prácticas y los procesos que hacen viables los proyectos.
Construir sostenibilidad
“Se buscan edificaciones y arquitecturas que respondan a su entorno, al clima y a las necesidades de uso. Arquitecturas que en su planificación, concepción, diseño, construcción, operación y utilización minimicen su impacto negativo en el ambiente y maximicen su impacto positivo en los usuarios y en las comunidades a lo largo de su ciclo de vida, además de ser económicamente eficientes”, asegura Viviana Valdivieso, directora ejecutiva del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS).
Una vez que se reconoce que la reducción de carbono es solo el primer paso, gran parte del mundo está adoptando las estrategias de acción climática centradas en el diseño de baja tecnología —tecnología sencilla— y de los sistemas regenerativos.
Dichas medidas cambiarán el enfoque de minimizar el daño ambiental —net zero— a beneficiar activamente las ecologías locales y generar energía renovable y limpia —net positive—. En ese orden de ideas, la transformación de edificios y materiales existentes con iniciativas de reutilización remplazará la nueva construcción.
A medida que las redes de energía se descarbonicen, el carbono incorporado asociado con la nueva construcción será más relevante. La reutilización adaptativa, que puede reducir el carbono del ciclo de vida de un edificio en un 40 %, será un antídoto clave para este dilema, especialmente cuando los gobiernos y las empresas con visión de futuro se comprometan a priorizar las modernizaciones sobre las nuevas construcciones.
Este pensamiento se centra en el diseño y la construcción circular, cuyas herramientas permitirán preparar las obras para el futuro. Dichos principios se han traducido en el siguiente conjunto de estrategias y acciones relevantes para los proyectos inmobiliarios:
1. Rechazar construcciones innecesarias
Esto reduciría las emisiones de carbono incorporadas, disminuiría los residuos resultantes de las obras de demolición, minimizaría la extracción de recursos, asignaría valor a los materiales procesados existentes —lo que crearía un nuevo mercado para productos que, de otro modo, serían desechables—, protegería más los edificios patrimoniales y, posiblemente, se bajarían los costos.
2. Aumentar la utilización del edificio
Es fundamental para minimizar el consumo total de recursos. La capacidad de acomodar varias funciones en un solo espacio —áreas de uso múltiple— debe diseñarse en el programa de construcción desde el principio.
3. Diseñar para perdurar (longevidad)
En materia de construcción, preserva la arquitectura atemporal y cuida el medio ambiente por medio del diseño y la selección de productos duraderos que pueden resistir el paso del tiempo.
4. Diseñar para la adaptabilidad
Los edificios tienen una vida funcional corta, por lo que es fundamental que tengan la capacidad de ajustarse a nuevas funciones para conservar su valor. Esta estrategia considera dos principios: versatilidad y convertibilidad.
5. Diseñar para el desmontaje
La vida útil de algunos componentes de los edificios supera su paso como parte de un sistema. Es relevante diseñar para el desmontaje práctico de estos, con el propósito de recuperar el valor residual al final del ciclo.
6. Rechazar componentes innecesarios
La idea es cumplir con los requisitos del proyecto con un consumo mínimo de material. En todos los niveles fomenta enfoques de diseño simples y una consideración cuidadosa de la necesidad real de componentes y materiales.
7. Aumentar la eficiencia de los materiales
Con esta estrategia se busca evitar volúmenes de materiales de construcción ineficientes.
8. Reducir el uso de materiales vírgenes y no renovables
Trata de prevenir el consumo de material virgen —materias primas críticas, particularmente— y la promoción de productos y materiales secundarios. Adicionalmente, pretende promover el empleo de productos reutilizados y materiales reciclados, así como materiales renovables y de base biológica.
9. Disminuir el uso de materiales altos en carbono
El carbono incorporado puede ser responsable de más de la mitad de las emisiones de carbono del ciclo de vida total de un nuevo proyecto de construcción en este sector.
10. Diseñar con materiales no peligrosos/contaminantes
Prevenir el empleo de materiales que afecten el medio ambiente, la salud y el bienestar de los usuarios del edificio.
Es momento de empezar a tener en cuenta este kit de herramientas de construcciones circulares, pues Colombia necesita una sostenibilidad en todo el sentido de la palabra, especialmente en el entorno construido, que cuide la salud, el bienestar y la felicidad de sus habitantes.
Un entorno resiliente, que reduzca el consumo de recursos, que reconozca la naturaleza no como un recurso sino como un ser y que disminuya la generación de emisiones de carbono. Además, se debe proteger y valorar la biodiversidad, apoyar la economía circular e incentivar el uso de materiales sostenibles.
Esto demanda mayor creatividad, más intervención social, repensar nuestros procesos constructivos y hábitos de consumo, al igual que los materiales que estamos utilizando, y educar al usuario.