Así es el nuevo e ‘improbable’ proyecto del danés Bjarke Ingels en Amsterdam
Rodrigo Toledo. Arquitecto y profesor asistente de la Universidad Pontificia Bolivariana / agosto 30 - 2022

Ámsterdam, capital de Países Bajos, es una ciudad cuya superficie ha sido ganada al mar durante siglos. Aún en la actualidad, la construcción de diques hace que sigan apareciendo nuevos terrenos para su expansión. En ella la vida urbana transcurre entre una red de canales, razón por la cual ha sido apodada la Venecia del norte.
Esta relación histórica con el agua y la manera en que la ingeniería ha permitido levantar una urbe donde antes solo había mar. También ha generado una cultura de lo artificial, una forma de crear el hábitat humano donde los riesgos técnicos son la norma y se produce una arquitectura que raya en los límites de lo imposible.

Recientemente inaugurado, Sluishuis es un edificio de apartamentos que construyeron en el puerto del lago Ij, en la periferia de Ámsterdam. Con diseño de la firma danesa BIG, dirigida por el arquitecto Bjarke Ingels, quien hizo su carrera académica en esta ciudad, el proyecto surge como un punto de contacto entre la densa trama urbana con la que limita y el paisaje acuático que le rodea.
La obra es concebida como una construcción de once pisos con un patio central. Su planta cuadrada distribuye 442 viviendas en un esquema de galería, a lo largo de corredores, en torno a un vacío de grandes proporciones.
Contrastes y combinaciones, el sello de Bjarke Ingels
En contraste con la simplicidad de la planta, la sección del edificio propone dos variaciones significativas. Hacia la ciudad, la masa construida se escalona para reducir su escala y generar una serie de terrazas privadas con jardines.
Hacia el agua, en la esquina contraria, se levanta creando un umbral que abre el patio hacia el lago y permite la entrada de botes. Esto último requirió un desarrollo estructural especial, pues gran parte del proyecto está en voladizo.
Como suele suceder con los proyectos de BIG, la vida doméstica privada se mezcla con la pública gracias a una pasarela de libre acceso que recorre el edificio hasta llegar a su cubierta, que disfruta de una vista de 360 grados.

Asimismo, los balcones de los apartamentos ofrecen espacios semiexteriores volcados a la ciudad, al agua y al patio urbano de la obra, donde aparecen las zonas comunes del complejo como un pequeño puerto contenido.
Durante las últimas dos décadas, el trabajo de Bjarke Ingels ha sido reconocido ampliamente. De hecho, un capítulo de la serie de Netflix Abstract está dedicada a su obra. Sus edificios, construidos en Europa y América, dan cuenta de una arquitectura que utiliza procesos lógicos para llegar a resultados cargados de emotividad.
Una lógica de lo sensible, donde la dimensión técnica y estructural está al servicio de ideas arriesgadas. Este nuevo riesgo conecta la ciudad con el agua y, al hacerlo, recoge la historia de una metrópoli inventada sobre la superficie del mar del Norte.