CÂPÂ, la firma colombiana que representa la magia del detalle en cada uno de sus proyectos
Daniel Zamora / diciembre 29 - 2021
Cuando terminó la construcción del Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM), comenzó una etapa diferente en la vida de la arquitecta Catalina Patiño. Era 2015 y después de varios años en los que lideró proyectos de parques educativos, varios jardines infantiles y numerosas ideas para concursos en CtrlG –la firma que junto al estudio peruano 51-1 construyó el centro cultural–, fue el momento para detenerse y pensar cómo imaginaba su futuro en la arquitectura. De esa pausa nació CÂPÂ, la oficina que abrió junto a Juan Pablo Ramos, su esposo, también arquitecto. “La obra pública tiene muchas cosas bonitas –reconoce Patiño–, pero en ese momento nos parecía chévere trabajar en pequeña escala. CÂPÂ es arquitectura y joyería. Dejamos de hacer proyectos muy grandes para explorar ese otro terreno”.
Para entonces había nacido su primer hijo, así que comenzar una oficina no solo le daba un nuevo enfoque a su presente profesional, sino que le permitía encontrar el tiempo que quizás no tendría al liderar los megaproyectos a los que estaba acostumbrada. Patiño cuenta que “trabajar en escalas más pequeñas nos permite controlar más cosas en el diseño. En esta modalidad hay una relación cercana con las ideas y sueños de los clientes, se construyen esas expectativas pensando en que una persona se hace una casa una vez en la vida, así que en este formato se crea una relación chévere”.
Con esa idea en mente construyeron –hace poco más de un año– la casa Lo, estructura concebida como una especie de bodega amplia que dividieron en dos módulos conectados por un corredor que también es zona de estar y con fachada de vidrio. El primer volumen contiene el espacio social –sala, cocina y biblioteca–; el segundo, las habitaciones. Ambos tienen dos niveles y la altura de la construcción es de cinco metros.
Catalina Patiño, quien fue profesora de la Pontificia Universidad Bolivariana y de la Eafit, reconoce que uno de los retos fue la elaboración de las caras laterales de la vivienda –una combinación de vidrio y concreto–. “Tanto la cubierta como la fachada son del mismo material, algo que no se suele hacer. Es envolvente, la fachada se vuelve cubierta para darle continuidad. La casa se ubica en una zona de desarrollo campesino –en el Alto de las Palmas, vereda Perico, Envigado– y se ve diferente, icónica. Trabajamos con una bioclimática para controlar la temperatura al abrir y cerrar ciertas ventanas estratégicamente con el fin de no requerir calefacción”. Mientras se concretan otros proyectos arquitectónicos, la línea de joyería de CÂPÂ avanza. Ahora el equipo está conformado por seis personas y perfeccionan su propuesta. “Nos queremos centrar en esta escala más acogedora, que podemos sobrellevar en el formato de trabajar en pareja”, define Patiño. ■