Casa Baleia de Arthur Casas
Fotografía: James Silverman. Producción: Alice Van. Texto: Caroline Ednie. Traducción: Gabriel Hernández. / septiembre 23 - 2014
Cerca del trópico de Capricornio, en la costa norte de São Paulo, la Playa Ballena –llamada así por la forma de sus islotes y montañas– se considera una de las ubicaciones más encantadoras de Brasil, especialmente por su paisaje.
Por eso, cuando le correspondió diseñar una casa en esta remota y prístina ubicación, Arthur Casas, uno de los arquitectos brasileños más destacados, tuvo mucho cuidado de no imponerse sobre la vista y preservar el espíritu de este entorno.
“La casa se construyó en el último terreno disponible en una de las playas más hermosas de São Paulo y nos esmeramos en optimizar la vista del mar y en aprovechar el paisaje, el sol y el clima. Uno de nuestros propósitos era crear una arquitectura discreta que no se impusiera sobre el panorama. Una construcción que, por el contrario, se viera como parte del entorno y pasara prácticamente desapercibida”, explica Arthur Casas.
Como resultado, la casa de Playa Ballena, una villa contemporánea de cuatro alcobas dispuesta en tres niveles, tiene un sentido de apertura y transparencia como su sello de diseño. Tanto es así que un arreglo de particiones correderas, de vidrio de piso a techo, en el área social permite la vista ininterrumpida desde el estar hasta la terraza cubierta, y del jardín tropical y la piscina al mar. La impresión es la de una vivienda sin muros.
Este sentido de transparencia e integración con el paisaje no significa una renuncia a la intimidad, indispensable para hacer de la casa un hogar. Al respecto, Casas comenta: “Otro asunto importante era conservar la privacidad. Así que creamos una fachada ciega en la forma de un muro verde”.
Este último, tratado con plantas, efectivamente ofrece reserva con relación a las viviendas vecinas y hace parte del equipamiento ecológico de la villa que incluye, entre otras características de sostenibilidad, una cubierta sembrada con grama. “El techo verde además de ser lindo atrae la fauna local, especialmente pájaros”, dice el arquitecto, quien admite ejercer un acercamiento “holístico” al diseño arquitectónico.
“Tuve la influencia de profesionales que practicaban el acercamiento holístico, particularmente de los arquitectos paulistas de los años cincuenta y sesenta”, explica Casas. Así lo sugieren los volúmenes cúbicos de la casa de Playa Ballena; elementos expresivos como el ladrillo hecho a mano recuerdan a los arquitectos paulistas que preferían las formas geométricas contundentes y las estructuras a la vista con énfasis en materiales y texturas, contrarios a las superficies suaves y sinuosas de los edificios de Brasilia, diseñados por quien era su más destacado contemporáneo, Oscar Niemeyer.
El criterio holístico de la casa de Playa Ballena contempla un sistema de ventilación pasiva a través de paredes con rejillas de madera de cumarú que minimizan la necesidad de sistemas mecánicos de aire acondicionado y abanicos. “El diseño de la casa se siente como si flotara. También me gustan las dimensiones –los techos altos– y es adorable la vista del océano, que podemos disfrutar mientras nos relajamos”, afirma la dueña, Ana Marcondes.
Los acabados interiores reflejan la sencillez orgánica de la forma y textura de los ladrillos artesanales, la madera y los exteriores verdes. Una descomplicada paleta de muros blancos y pisos de cumarú y piedra caliza crean el trasfondo para la colección de arte de la familia y el mobiliario hecho a mano, con piezas de algunos de los más conocidos diseñadores modernistas de Brasil como Jean Gillon, autor de la poltrona de la alcoba principal, y Sergio Rodrigues, cuya poltrona Mole con su otomana, puestas en la sala, se consideran un hito en el diseño brasileño de muebles.
La armoniosa coexistencia de la arquitectura de avanzada con los relajados espacios habitables, así como las ingeniosas piezas de amueblamiento hechas para la relajación, suman elementos para una placentera experiencia en la costa.
Sin embargo, la casa de Playa Ballena también eleva su propuesta con las aspiraciones “holísticas” de minimizar el impacto en el ambiente y de incorporar fuentes pasivas de energía. Y al hacerlo, demuestra que no es necesario sacrificar el lujo cuando se adoptan soluciones ecológicas. Como resultado, esta puede ser vista como la vivienda de playa del futuro.