En esta casa de cristal todo gira en torno a la geometría, la luz y la naturaleza
fotografía: f. guerra/ Photoforpress.com / enero 2 - 2016
Las líneas de esta casa, construida en un empinado lote de São Paulo, Brasil, evocan la arquitectura racionalista de Mies van der Rohe, reconocido, entre otras obras, por el diseño del Pabellón alemán para la exposición internacional de 1929, que tuvo lugar en Barcelona, España, y que aún sigue abierto a los pies de Montjuic.
Al igual que en esa obra maestra, en esta casa todo gira en torno a la geometría. La misma dinámica de integración, basada en el uso extensivo del vidrio. Existió el mismo deseo para que hubiera una relación permanente con el paisaje y se sintiera la cercanía con el agua. Además del uso de los materiales considerados esenciales en el vocabulario de la arquitectura: concreto y acero. Otro de los temas recurrentes en ambos edificios es la transparencia. La idea fue abrir la casa, de 380 metros cuadrados, a sus alrededores para capturar la luz al máximo y crear visuales espectaculares para sus habitantes desde cualquier punto de la edificación.
“El mayor desafío para mí fue trabajar al límite entre máxima transparencia y el grado ideal de privacidad para cada espacio”, asegura la arquitecta Fernanda Marques, basada en São Paulo y responsable del diseño. “También había la necesidad de insertar la casa en el lote, conservar y respetar los árboles existentes y, obviamente, considerar lo empinado del terreno”.
Una vez se distribuyeron las diferentes habitaciones en la planta, el resto, de acuerdo espacios en torno a elementos claves. “Por ejemplo en la entrada hay un espejo de agua que se rebosa sobre las escaleras del ingreso. El muro amarillo, que atraviesa toda la casa, acoge el baño de visitas, la cocina, la despensa y la escalera de servicio”. Otro punto fundamental es la escalera de forma espiral, que conduce al mezanine, donde hay un estudio, un gimnasio y el balcón con su chimenea. El primer piso es el espacio para la familia y cuenta con una sala de juegos y tres dormitorios. La entrada a la suite principal se hace a través de un corredor amplio, que conduce a dos baños –el de él y ella– y el walk in closet.
La zona social se vincula al comedor a través de una circulación vidriada que integra el deck, una piscina con borde infinito y un jardín lateral. El área del comedor se abre directamente al exterior. Así que, contenida principalmente por paneles de vidrio, esta casa parece estar sumergida en el paisaje circundante. Esto no significa que la arquitecta haya dejado de lado la sensación de calidez que debe percibirse en una casa de familia. “Para el interior elegí crear escenarios más introspectivos, basados en luz indirecta, especialmente en el salón, con su doble altura, y usando acabados menos fríos, como la madera. Después de todo, la casa debe verse y sentirse como un hogar”. Casa de cristal de Fernanda Marques