Arquitectura

Cómo transformar una vieja casa frente al mar en un lugar de ensueño para vivir

fotografía: james silverman Textos: Arlene hirst Producción: emil karlsson / 
marzo 4 - 2021
Cómo transformar una vieja casa frente al mar en un lugar de ensueño para vivir
Esta casa de múltiples caras, en la isla de Terschelling, en los Países Bajos, es la materialización del sueño de dos hermanos que siempre quisieron regresar a la playa donde pasaron su infancia.

Jort Kelder y su hermano, Maarten, pasaron los veranos de su niñez en las islas al norte de la costa holandesa, y aunque no habían regresado hace unos 25 años, continuamente soñaban con construir allí un lugar al cual pudieran volver. No obstante, las posibilidades de lograrlo eran remotas. El área de dunas en Terschelling, una de las islas Frisias, parte de los Países Bajos, es una reserva natural de propiedad estatal, que alberga la mayor variedad de especies de aves y mariposas de Holanda. Además, solo han sido asignados 80 lotes para vivienda –cuya construcción debe cumplir estrictas normas– y rara vez están disponibles en esta popular zona de resorts de verano con 30 kilómetros de arena y dunas, así como bosques, pantanos y páramos. Pero, finalmente, la suerte estuvo de su lado, y cuando dos de estas parcelas se pusieron en venta –las últimas disponibles– las adquirieron.

Con la tierra asegurada, el siguiente reto fue encontrar al arquitecto. Jort Kelder, una celebridad en Holanda gracias a su trabajo como periodista y presentador de televisión, y por ser el diseñador de una línea de ropa para hombre, se dirigió a una librería especializada y compró, según él, “alrededor de 100 kilos de libros con un enfoque particular en lofts urbanos y casas de madera junto al mar”, y pasó el fin de semana marcándolos con notas. Luego consultó con un arquitecto amigo, a quien le pidió le hiciera sugerencias. Al final, él y su hermano eligieron a Marc Koehler, un joven arquitecto holandés, “por su ambición, no por su estilo. Ha ganado premios por una alcaldía de corte moderno que a mí no me gusta –afirma Jort–. Lo que me atrajo fue la simplicidad en sus diseños, su creatividad y capacidad de lograr mucho con pocos metros cuadrados”.

Por su parte, a Marc Koehler le gustó el encargo y quien lo hacía: “Era el cliente ideal, nos obligó a pensar ‘fuera de la caja’ para presentar ideas arriesgadas”. El propietario explica que “lo animó a cruzar las fronteras porque quería una casa premiada sin detalles burgueses. Sentía que se lo debía al lugar donde está ubicada la vivienda”.

Así, los diseñadores se enfrentaron a severas restricciones por estar el lote ubicado en una reserva natural –la estructura no podía cubrir más de 90 metros cuadrados de la duna y debía tener un techo inclinado con orientación al occidente–. Por ello, esta propuesta tiene una fachada de madera tradicional, pero su forma de diamante irregular no se adhiere a las convenciones, y el techo de vidrio permite una amplia vista del dramático paisaje y presenta un perfil diferente dependiendo del lado en que

se mire –esto último no era negociable para el propietario–. “Es una casa tradicional que se fusiona con una configuración moderna”, dice el arquitecto. El diseño se mezcla a la perfección con las viviendas vecinas a unos 50 metros y, a la vez, se diferencia.

El interior es igual de inesperado. Una secuencia de espacios alrededor de un núcleo central se conecta por una ruta en espiral, la cual conduce a la parte alta de la vivienda. “Las áreas superiores son como un loft y, promueven la conexión social. Las plataformas de madera se comunican entre sí, como si fuera una casa en un árbol”, comenta el arquitecto.

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Gracias a esta distribución, los niños –Maarten, quien la visita proveniente de Singapur, tiene dos pequeñas– pueden estar en un piso y los adultos leyendo o escribiendo en el otro. Según el arquitecto, “cada cual puede estar en su propio ambiente o pueden estar en grupo. Todos estos espacios agrandan psicológicamente los cuartos. Es una forma relajada de vivir juntos. Si se tratara de un área de un nivel todo se sentiría más pequeño”.

Las escaleras también conducen a los dormitorios privados subterráneos, que fueron excavados en las dunas. Existe un fuerte contraste entre el mundo superior de madera y cristal y el nivel bajo, que está aislado térmicamente y proporciona intimidad y privacidad.

Para la construcción de la casa emplearon casi en su totalidad innovadores materiales ecológicos y, además, es altamente eficiente en cuanto a energía. El uso de una estructura de madera laminada, una cubierta de madera y un sistema central de calefacción basado en biocombustibles reduce la huella de CO2 al mínimo.

“Quería que fuera totalmente neutra en cuanto a energía –dice el propietario–, pero había límites sobre lo que podíamos lograr en esta reserva natural. No está permitido instalar paneles de energía solar, y el almacenamiento de agua fría o caliente no es posible por ser un área de recolección de este líquido. Afortunadamente la vivienda no consume mucha energía porque el vidrio inclinado funciona como un invernadero”.

Kelder agrega que aunque la casa tiene piso con losa radiante, a menudo está apagado porque los amplios ventanales la mantienen caliente. “Eso también significa que en un día de verano sin viento te puedes sentir como un tomate siciliano, pero son pocos al año, sería un desperdicio instalar un sistema de aire acondicionado”.

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El propietario fue parte activa en el proceso de diseño. “Siempre presionó para hacerla más simple, más ecológica y más poderosa”, dice Koehler y agrega que “no es común conocer a alguien que te dé libertad pero te encamine en la dirección correcta”. A modo de ejemplo, señala que originalmente los muros de hormigón en el sótano no estaban bien ejecutados. “Estábamos conformes con el resultado, pero él nos desafió a que fuéramos mejores, a encontrar la manera de refinarlos. Nos tomó semanas hallar el material adecuado. Ahora los usamos en todos nuestros proyectos”.

Kelder, quien pasa tiempo en la casa durante todo el año, está satisfecho con el resultado final, pero añade que si hubiera podido hacerlo a su manera habría devuelto la duna a su estado original para tener el acceso a la casa a través de un túnel subterráneo. “No fue posible debido a los permisos. Según la ley, al hacer eso nos llevábamos mucha duna, lo que no tiene sentido”. De igual manera, los arquitectos están complacidos, la vivienda ha ganado diversas distinciones y gracias a esto su volumen de trabajo subió considerablemente.

“La belleza de este diseño es que nunca es aburrido”, dice Kelder. “Luce distinto desde cualquier ángulo. Desde el occidente es una pirámide; desde el oriente, una casa sigilosamente futurista; desde el norte, una vivienda hogareña con un garaje, y desde el sur, un loft de vidrio. Es absolutamente brillante”.  

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