La obra de los arquitectos Eduardo Ochoa y Laura Soto persigue la naturaleza. En su búsqueda por fundirse con el entorno, incorpora materiales orgánicos y geometrías limpias, que despojan a la arquitectura de su carácter artificial, con el fin de que sea una sola con el lugar. En la depuración geométrica y material, crean belleza; una imagen seductora que demuestra una sensibilidad estética y cultural. 

Esta casa parece ser un guiño al nombre de su firma, Hilada Arquitectos, pues el hilo de la naturaleza cose los distintos componentes del programa: “Cada uno de nuestros proyectos empieza por la configuración de uno o varios patios, donde la vegetación y la luz naturales son esenciales”, comenta Eduardo. 

Pero es hilada también por la manera en que está construida: los muros que delimitan los diferentes patios son tejidos en ladrillo para conformar un ingenioso sistema de celosías. Esto con el fin de proteger del deslumbramiento solar y, al mismo tiempo, permitir el paso de la luz y el aire. 

“El eje de la composición arquitectónica fue el lago”. Al entrar, un corredor de más de dos metros de ancho dirige la mirada y el movimiento hacia el fondo del terreno, donde se ubican este y la piscina. Así, los límites entre el afuera y el adentro, que se tornan imprecisos, evocan la condición inconmensurable y atemporal del paisaje natural. 

Detalles de la casa

Dos habitaciones para huéspedes con capacidad para doce personas se ubican sobre el costado derecho del corredor. A la izquierda la zona de ropas, el cuarto y baño de servicio, y un patio longitudinal poblado por plantas frondosas. El área social, que se extiende al final del corredor, abarca la cocina –abierta en el espacio de trabajo y cerrada en la alacena y nevera–, el comedor y la sala. Un sistema de puertas correderas permite entablar un diálogo permanente con el entorno y privilegiar la relación con el exterior sobre el interior. 

En Pance, corregimiento del sur de Cali donde está la casa, la temperatura asciende los 28 grados centígrados, por lo que la presencia de patios interiores disminuye la sensación de calor y asegura buenos niveles de confort climático. La posición de puertas y ventanas frente a frente, permite que haya ventilación cruzada y con ello un flujo constante de aire. 

El repertorio de acabados y revestimientos es limitado: el concreto armado, después del ladrillo, es el material más utilizado –forma la estructura y el techo–, y las baldosas hidráulicas en distintos colores cubren los pisos.

El mobiliario, de estilo moderno, fue fabricado y adquirido en Colombia. Sobresalen las fibras naturales y los tejidos. Estos, armonizan con la materialidad de la casa, sin distraer la atención de lo realmente importante: el paisaje circundante. 

Los mejores proyectos miran hacia el entorno sin perder de vista el espacio habitable. Son tan locales como universales, porque el buen ejercicio de la arquitectura va más allá de los deseos y las vanidades individuales. 

Cinco puntos para destacar

1. El lago en el terreno es el eje de composición para esta casa.

2. Un corredor, de más de dos metros de ancho, es el encargado de dirigir el movimiento hacia el fondo del lote.

3. Puertas correderas permiten que la vivienda entable un diálogo permanente con el entorno. 

4. Patios interiores ayudan a controlar la temperatura dentro de la casa y a dar confort climático. 

5. Los arquitectos optaron en este proyecto por una paleta de acabados y revestimientos limitada.