Casa Hapasigua en Cali, diseñada y construida como un homenaje a la madera
Fotografía: Andrés Valbuena. Texto: Fernando Nieto S. / junio 16 - 2014
La acequia, que atraviesa el predio de 14.000 metros cuadrados, y la imagen en el horizonte de los farallones fueron las condiciones que orientaron a los arquitectos María Fernanda Vásquez Saa y Carlos Vásquez en el diseño de esta casa de campo ubicada en el Valle del Cauca, cuyas líneas generales guardan la impronta del estilo tradicional.
De ahí el trazado del típico sendero de acceso de piedra que culmina en la rotonda con una fuente en el centro, así como los techos altos con vigas a la vista. De ahí también la piscina central y el corredor abierto que desemboca en la sala y el comedor.
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Estos constituyen, junto con la terraza, un solo ámbito donde trascurre la vida de la casa, la cual abarca 1.100 metros cuadrados, abierta al paisaje gracias a la puerta ventana y, en general, a una arquitectura limpia, de pocos elementos.
Las cuatro habitaciones del primer piso, donde hay dos estaderos y una biblioteca, también gozan de la abundancia de luz y brisa de la tierra caliente que entra por sus amplios balcones de madera. El segundo nivel cuenta con la alcoba principal, el baño y el vestier. Ambas plantas están vinculadas por una escalera volada, de estructura metálica y enchapada en madera, abrazada por una enredadera.
Por tratarse de “una casa autóctona”, como la definen sus arquitectos, los clientes quisieron materiales propios de la región, como el mármol crema Valle, dispuesto en formato grande en cocinas y corredores, y la madera: mangle en las columnas; chanul en los techos; cedro en persianas y puertas, y nato en sala, comedor y alcobas.
Ese color local también corre por cuenta de las plantas sembradas en los jardines, de especies que abundan en el Valle del Cauca, de la carpintería trabajada a mano por artesanos de los alrededores, y del anjeo en los muebles de la cocina que contribuye a mantener la frescura de los mismos, contrarrestando la humedad de un paraje como Pance.
El mármol anticado, los muros lisos pintados sobre pañete y la madera tratada con laca en poro abierto, que deja apreciar plenamente la veta, son algunos detalles que le confieren al conjunto una atmósfera de cierta rusticidad, coherente con el carácter campestre de la casa.
Su trazado permite la permanente ventilación, evitando la instalación de aire acondicionado gracias, entre otras cosas, a las persianas en las cumbreras y la alcoba principal.
Además de considerarla autóctona, María Fernanda Vásquez y Carlos Vásquez la definen como “una vivienda bioclimática”, y por eso la importancia de detalles como la acequia que recorre el predio, cuyo rumor acompaña a los moradores en la quietud nocturna.
En la luz del día, la madera, el blanco que impera en la mampostería y el entorno vegetal exaltan la plena naturalidad del conjunto. Es claro que su nombre no podría ser otro: Casa Hapasigua.
Espectacular, me encanta todo!!
Qué bella casa y que visión tan grande y coherencia con el terreno, la de los arquitectos e ingenieros.