Casa Riihi, un oasis ecológico
fotografía: james silverman producción: sonja miettinen Textos: katie treggiden / agosto 1 - 2016
La interpretación contemporánea de la historia y geografía del lugar en el diseño de la iglesia Kärsämäki la impresionó tanto, que Försti recortó el periódico donde aparecía el artículo y lo guardó por más de diez años. “Es un edificio fantástico”, dice la artista. “Tan pronto decidimos construir una casa, supe que quería trabajar con ese arquitecto”. Tras rebuscar el recorte y contactar a Lassila, se sorprendió al descubrir que su firma OOPEAA estaba basada en el pueblo vecino, factor que facilitó tomar la decisión. En ese momento, Lassila estaba muy ocupado trabajando en grandes proyectos comerciales, pero cuando escuchó la historia de Försti, no se pudo negar, “fue una decisión sencilla”, asegura.
El programa también le llamó la atención. “Querían una casa de familia modesta, donde pudieran vivir sin electricidad. Y tenían buenas ideas ecológicas, como usar un número limitado de materiales locales que pudieran reciclarse tras la vida útil de la vivienda”. Con esa introducción, no es una sorpresa que arquitecto y cliente estuvieran en la misma página desde el principio. “Supe que podría darle todo el control desde la primera vez que lo conocí”, dice Försti. “Ya me encantaba su trabajo, y después de hablar con él tuve la certeza de que entendía nuestras vidas–ayudó que tiene dos hijos de la misma edad que los nuestros, de 10 y 5 años–”.
La pareja le dio a Lassila una lista de deseos. Además de los requerimientos ecológicos, querían una zona social abierta, donde la familia pudiera estar junta, aun si no estaban haciendo lo mismo, le recomendaron que no desperdiciara espacio en los baños –“no vivimos en el baño, así que no tienen que ser muy grandes”– y deseaban que la arquitectura reflejara el paisaje circundante. Lo demás lo dejaron en sus manos. La única observación que hicieron cuando él les presentó el primer diseño fue que redujera un poco el tamaño de la casa. “Vivíamos en una de dos pisos, con cien metros cuadrados en el primer nivel, y era el tamaño perfecto para nosotros”, explica Försti.
Ese primer diseño, que se ejecutó con bastante fidelidad, está compuesto por tres edificios de estructura de madera –la casa, el garaje y un estudio para la artista– dispuestos alrededor de un patio central. Aparte de la ejecución contemporánea, su forma hace referencia al vernáculo agrícola local, procurando que exista un diálogo con el entorno. Los tres módulos están aislados con fibras de madera y revestidos en paneles con una rejilla de madera local. “Hace que el proyecto sea más abstracto y, por supuesto, a medida que envejece se tornará gris. Eso depende de la exposición, las áreas protegidas permanecerán de un tono más cálido. También les garantiza más luz a los interiores y crea un interesante juego de sombras”.
Además de usar madera local, el aluminio –que puede fundirse y reformarse una infinita cantidad de veces sin perder su calidad, haciéndolo ciento por ciento reciclable– es otro de los materiales protagonistas en el diseño. “Por supuesto que otro de los motivos por los que elegimos este material es que el dueño de casa es el propietario de una fábrica de aluminio próxima. Lo producen tan cerca de la casa, que era ecológico”.
La limitada paleta de materiales expuestos se mantiene en el interior, solo se le añadió concreto a la madera tratada con jabón y el aluminio. “Hablamos de poner pisos de madera en toda la casa, pero me preocupaba que nos sintiéramos viviendo en el sauna más grande de Finlandia”, dice entre risas. “Llegamos a un compromiso: pisos de madera en las habitaciones y concreto en la cocina, la sala y las circulaciones”.
La distribución de la casa es sencilla. En el centro de la edificación de 200 metros cuadrados –en forma de “L”– está la zona social abierta que deseaban, compuesta por áreas de cocina, descanso, trabajo y para socializar. “Es común que alguien se encuentre en el sofá relajándose, mientras otro está en la cocina o trabajando en el computador, es un espacio que podemos compartir”. Varias chimeneas, junto con paneles solares –que aún no se han instalado–, permitirán que la familia prescinda de la electricidad si así lo desea. Una plataforma-buhardilla con una ventana en la parte más alta de la casa, permite que Mäkelä disfrute su pasión por mirar las estrellas.
A un lado de este espacio están la alcoba principal, el baño, una sala de ducha, la lavandería, el sauna y un lugar con un gran sillón, ideal para relajarse. “Queríamos tener una chimenea en esa área y un vestier que nos sirviera a nosotros y a nuestros invitados, más una zona para descansar al salir del sauna, así que fue todo un reto”, dice Försti entre risas. “Hicimos como cuatro o cinco intentos antes de lograr la distribución ideal, pero ahora estamos felices con el resultado. La banca en la ventana es un lugar perfecto para mirar el atardecer en el verano”. Al otro lado hay un guardarropa, dos dormitorios para los niños y una habitación para huéspedes.
El estudio de Försti está ubicado de forma que aproveche la vista del paisaje circundante y reciba la mayor cantidad de luz posible, pero también para que no se vea desde la casa y viceversa. Esto crea una importante separación entre el trabajo y la vida familiar. “Se me hace más fácil estar en el estudio cuando estoy preparando una exposición. Cumplo con el horario de trabajo. Llego pasadas las ocho de la mañana y a las cuatro de la tarde regreso a la casa a cocinar y jugar con los niños”. Un enorme ventanal y una serie de claraboyas inundan el espacio de luz natural y proveen una vista que inspira. “Los campos y establos aparecen con frecuencia en mis pinturas. Acostumbraba a trabajar con fotografías, pero ahora puedo verlos desde mi ventana”.
Finalmente, el garaje encierra el patio. Este provee espacio para los automóviles y la colección de motocicletas de Mäkelä, y tiene una pantalla gigante para el entretenimiento. “Los niños se la pasan jugando allí, y vemos películas juntos, algo que no hacíamos en la casa anterior”, dice Försti.
Así que después de todo ese tiempo, ¿valió la pena esperar? “Nos sentimos en casa. Adoro la vista. Siento que puedo respirar cuando veo a lo lejos”.