Este dúo de primos barranquilleros, criados en Bogotá, decidió unir sus talentos y conformar su propia empresa que poco a poco se ha ido consolidando, Ernesto es arquitecto y Daniel diseñador de Interiores.
«Nos juntamos casualmente para desarrollar un proyecto, y en un espacio breve de tiempo surgieron otros, por lo que de repente nos vimos en la necesidad, algo imprecisa, de consolidar nuestra propia oficina a la que decidimos llamar Colette porque queríamos que con el tiempo representara un lenguaje o una presencia colectiva. Somos una fuerza interdisciplinar que se irá complementando a medida que sigamos creciendo, esto incluye a todas las personas que participan en el trabajo», señala Ernesto.
El principal interés de sus dos directores es componer proyectos coherentes desde su desarrollo conceptual, su objeto de comunicación y su materialización espacial y física. Para ellos, el lugar, el cliente, las circunstancias y el momento son siempre el punto de partida para desarrollar una nueva propuesta. Del mismo modo, se preocupan por explorar nuevas estrategias y mejorar las que ya han sido implementadas. «Cada proyecto es una posibilidad de aprender y de descubrir, y de eso depende tener una experiencia interesante y un resultado positivo», aseguran estos jóvenes emprendedores.
Su propuesta arquitectónica está enmarcada en la búsqueda de preservar y exaltar los materiales y sus procesos tal y como son. Se interesan por los sistemas, las estructuras, las repeticiones, las texturas y los órdenes. «Creemos en la concepción de espacios que se componen a partir de jerarquías capaces de establecer relaciones de orden en diferentes escalas».
Entre los materiales que más utilizan están el concreto porque lo consideran imparcial, va bien con todos los colores, los demás materiales y texturas. Adicionalmente, es versátil, y puede ser estéril o excéntrico, tectónico o estereotónico. La madera y la cerámica también están ente sus materiales predilectos. «Nos gustan por la infinidad de sus expresiones, por los patrones, las trabas, las juntas y los ritmos», comentan.
El hierro lo consideran un aliado técnico y estético; el cobre una herramienta flexible que puede pasar por un elemento de tensión o una estructura protagonista. Y por último, las plantas que son infaltables.
Entre sus proyectos de arquitectura, interiorismo y mobiliario están los restaurantes Vitto y Suna en Bogotá, y Conquistador en Barranquilla; y el apartamento Porlamar 101.
Colette Studio, auténtica arquitectura interior.
