Arquitectura colonial contemporánea en esta casa del centro histórico de Cartagena
Revista AXXIS / junio 24 - 2021
Resulta difícil imaginar que tras una fachada colonial se encuentre una casa compuesta por dos estructuras radicalmente modernas separadas por una piscina y que el interior de esa vivienda esté dotado de líneas deliberadamente austeras. A diferencia de las edificaciones tradicionales de la zona antigua, enclaustradas y sombrías, el arquitecto mexicano Manolo Mestre decidió crear una casa completamente abierta a los elementos, en la que la nitidez, la luz y la funcionalidad fueran el objetivo principal. El proyecto original lo retomó posteriormente Daniel Lemaitre y la diseñadora de interiores Andrea Romero.
La característica distintiva y el privilegio de la casa consisten, primero, en que está frente a la muralla que separa la ciudad del mar, lo cual la expone a la brisa constante, y segundo, en su ubicación esquinera, que le permite disponer de luz a raudales. Se le dio prioridad a la claridad visual y a la frescura interior: el blanco y sus matices difuminan la luz y están presentes en los muebles, los pisos, las puertas y los muros. La piscina se encuentra en el lugar que antes ocupaba el patio donde siempre se siente la brisa marina.
Más que una fachada colonial
Andrea Romero señala que esta no es una casa, sino dos que ocupan un mismo espacio: en la primera, que tiene una fachada colonial, está la habitación de los niños, la alcoba de huéspedes y el patio. Las paredes de estuco blanco ambientan su decoración y su amoblamiento. Esa textura de las paredes se aprecia aún más en la noche, cuando la luz, que sale del piso, capta la irregularidad y la calidez del material.
El propietario escogió materiales sencillos pero refinados. En la alcoba de los niños, el antiguo sistema de postigos divididos en varias secciones, típico de la arquitectura cartagenera, permite observar la calle sin ser visto. Las puertas de vidrio opaco dejan que la luz entre en las habitaciones y se abren a la terraza. Incrustado en un muro, un acogedor sofá acolchado está enmarcado por dos cortinas elegantemente suspendidas (almacén Dome). Notas sutiles visten de color la pared y las hojas tropicales dan la sensación de un cuadro. Las vigas de cedro y las columnas de la terraza recuerdan la atmósfera de la vieja Cartagena y su arquitectura de madera. Para proteger la terraza del sol y de la brisa, se extendió un velo de algodón entre dos columnas.
Los muebles se escogieron pensando en el confort y la resistencia al sol y al agua. La silla Frog, con cojines y estructura de lazos, es de Living Divani (Italia). Las poltronas Ploof, en púrpura, son de Philippe Starck. Las fotografías en blanco y negro, del colombiano Hernán Díaz. Arquitectura colonial contemporánea.