Esta casa en las montañas de la Sabana de Bogotá es ideal para desconectarse y descansar
Fotografía: Cortesía Santiago Pinyol. / julio 5 - 2019
Esta casa es la continuación de una investigación iniciada por Yemail Arquitectura en proyectos anteriores realizados en el contexto geográfico de la Sabana de Bogotá, como la Casa Barn (Sisga, 2007) y la Casa Mondragón (La Calera, 2013).
La Carbonera es una vivienda ubicada frente al embalse de Tominé en un terreno pendiente y rocoso que hospeda un manto vegetal de especies de bosque alto andino, usualmente frágiles, arbustivas y de crecimiento lento.
Su estrategia fue la implantación con el menor impacto en el suelo, la búsqueda de una altura que permita la relación visual con el embalse sobre la copa de los arbustos y el uso de un modelo constructivo eficiente en tiempos y costos.
La síntesis formal es un volumen de 72 metros cuadrados apoyado en seis pilares esbeltos de 15 por 15, con una cubierta metálica a un agua que plantea la apertura hacia al exterior con ventanales y remata con una terraza balcón de 1.50 por 12 metros que hace las veces de patio.
Utilizaron como marco de referencia las soluciones de construcción industrializada de la postguerra, reconocibles en el trabajo de Jean Prouve, Charles y Ray Eames o en el conjunto de viviendas unifamiliares promovidas en Los Ángeles por la revista Arts and Architecture conocidas como Case Study Houses, llevándolos al terreno visual del ensamblaje industrial, la estandarización y a entender estas viviendas como modelos alternativos para la clase media en las cuales la solución espacial contempla la incorporación de un tipo determinado de estilo de vida o emprendimiento productivo.
La Casa Barn mezcla un granero con dos unidades de vivienda mientras que la Casa Mondragón desarrolla unidades independientes para un taller y una oficina; y para este caso, combinaron la necesidad de confort doméstico, la relación con el paisaje y el interés por restaurar el tejido vegetal del entorno.
Yemail Arquitectura buscó proteger y resaltar los valores del paisaje cultural de la Sabana de Bogotá a través el uso de tipologías tradicionales, materiales de producción local y la búsqueda de implantaciones audaces a la geografía de la cordillera y sus regímenes de lluvia.
En el interior de estos trabajos impera la búsqueda por la mezcla, la diversidad y el mestizaje entre modos de habitar, valores estéticos y rangos tecnológicos. Se inclinan hacia la combinación del recurso expresivo de las texturas y la estructura aparente, de reflejar los métodos constructivos más tradicionales en contraste visual con componentes industriales.
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