Un nuevo reto para Moure fue la restauración de la iglesia de San Ignacio, en Bogotá, diseño de Juan Bautista Coluccini y edificada por la comunidad jesuita entre 1610 y 1691.
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El templo de traza manierista y barroca fue el más grande de la ciudad hasta la construcción de la Catedral Primada, con planos de Domingo de Petrés, y contiene un valioso conjunto de obras de arte religioso del siglo XVII, que incluye pinturas de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos.
Un cuidadoso trabajo de consolidación y reforzamiento de la estructura fue la base para garantizar la protección de los elementos de acabado y decoración que han tomado su lugar en la iglesia a lo largo de 400 años.
En la restauración, iniciada en 2003 y finalizada este año, se destacan el estudio de color de la fachada y el interior, y la recuperación de los temas ornamentales, sobre todo en la bóveda sobre la nave central y en el ensamblaje de madera del sotocoro.
El revestimiento de la cúpula principal se hizo con tejas escamadas de gres vitrificado producidas por la ladrillera Moore en hornos fabricados especialmente para la cocción y el policromado del material.
Como lo expresa Moure, el proceso de restauración exige detectar y seleccionar las intervenciones ejecutadas a lo largo de siglos, así como encontrar la fuerza creativa del diseño original y el aporte de los constructores a través del estudio detallado de la obra, lo que permite descubrir y afirmar los valores del monumento.
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