Dinamismo espacial
Fotografía: Leonardo Finotti. Texto: Gustavo Hiriart. / junio 6 - 2014
La Casa de los Patios se encuentra en Vila Madalena, en São Paulo, un tradicional barrio conocido por sus pequeños bares y su vida bohemia. En los últimos años la zona ha concentrado proyectos de vivienda de pequeña y mediana escala que, poco a poco, han transformado el área, sin romper con su carácter original.
De esa transformación surge la idea de reformar esta vivienda urbana existente, con intenciones simples y precisas: dotar de aire y luz los interiores, continuidad espacial adentro y contacto directo con el exterior. “La actual Casa de los Patios es el resultado de un ejercicio de reorganización radical de los espacios y el programa, por medio de recortes y supresiones en la volumetría existente. Un prisma rectangular de 22 x 7 x 9 m fue mantenido y tomado como un sólido para ser excavado”, afirman los responsables del diseño, AR Arquitectos, un estudio liderado por los jóvenes profesionales Marina Acayaba y Juan Pablo Rosenberg.
La concepción espacial y formal se inspiró en ideas procedentes del mundo del arte: los “Building Cuts”, del estadounidense Matta Clark, obras en las que a través de brutales cortes o incisiones en edificios existentes se genera una nueva especialidad ya que se inyecta aire y luz, lo mismo ocurre con los “Skyspaces” del norteamericano James Turrell, quien en un lenguaje más minimalista ensaya la incidencia dramática de la luz y, más precisamente, la presencia del cielo en espacios cerrados.
En la práctica estas posturas se traducen en una serie de perforaciones en distintos niveles y en la creación de un espacio de doble altura ocupado por la sala de estar, que logra conectar el interior con el jardín al fondo de la casa gracias a la supresión del antiguo garaje en el nivel inferior. Sin embargo, estas alteraciones, que se expresan en la fachada como perforaciones de distintos tamaños y posiciones, no rompen el volumen original, sino que lo refuerzan ya que prima la presencia del muro blanco como constante. El proyecto se vuelve monolítico y abstracto.
Estas perforaciones, al parecer, aleatorias, son seguramente la imagen más llamativa del proyecto y están íntimamente relacionadas con las variaciones en el espacio interior (los patios y el estar íntimo en el entrepiso), así como con encuadres visuales precisos del exterior (un árbol, las casas tradicionales vecinas y el patio lateral), que recuerdan el Raumplan del austriaco Adolf Loos en las primeras décadas del siglo XX. Según su tamaño y su ubicación, los huecos generan estímulos y respuestas diferentes: en algunas ocasiones invitan al reposo, como en la ventana baja de la sala de estar; en otras, al movimiento, como ocurre con las ventanas del entrepiso hacia el primer patio.
La fluidez del espacio trae aparejado un nuevo dinamismo que se refuerza con la aparición de la diagonal, que se aprecia tanto desde el puente de acceso hacia el fondo como en la relación de la sala de estar y la sala íntima en el entrepiso.
A esto se suma una estrategia interesante, se trata de la división en dos partes de la circulación vertical, que genera un recorrido y, al mismo tiempo, regula la privacidad al esconder en parte la escalera que sube a la zona de dormitorios. Además de dinamismo, el espacio gana interés y algo de misterio laberíntico.
El juego plástico de caja dentro de caja, que se puede ver en el volumen que alberga la sala comedor y el baño social, se complementa con el plano que soporta el puente de acceso y la escalera, y el volumen articulado de la escalera que va al área íntima; todos ellos dotan de interés formal al espacio interior y hacen innecesaria la presencia de elementos de decoración. Apenas algunos muebles de diseño sutil complementan los interiores.
Y que la vivienda sea conocida como la Casa de los Patios hace que se le preste atención justamente a los patios que, según sus autores, son «elementos estructurantes de la nueva organización del programa, generan hiatos de descompresión en las áreas íntimas, proponen recortes de cielo y crean una capa intermedia en la transición entre interior y exterior».
Sus patios, por ambiguo que parezca, son exteriores que están adentro; su riqueza reside en la capacidad de traer elementos del afuera (aire, luz, agua, vegetación) al interior, así como de nutrirse de elementos de equipamiento que posibiliten la vida afuera con la comodidad de una habitación. En la planta alta aparece el segundo patio, el más interesante por su potencial de transformación espacial.
Junto al dormitorio principal, este se muestra como un recorte de la alcoba, donde la continuidad entre interior y exterior es máxima gracias al diseño de las ventanas corredizas, que liberan prácticamente todo el límite entre dormitorio, corredor y exterior, generando una potente conexión en diagonal. La continuidad del piso de madera contrasta con el blanco, presente en toda la casa. Incluso, en el jardín y el patio delantero también termina de cerrar el vínculo entre estos dos subespacios, dando como resultado un único espacio.
Las imágenes nocturnas muestran una cara más cálida de la ya que gracias a la transparencia, el muro pierde parte de su fuerza inicial y la vida parece fluir suavemente en su interior.
Así se revela la casa que, partiendo de un fuerte concepto expresivo, acaba cumpliendo su principal cometido: albergar y potenciar el diario vivir.