Hoy estas dos maneras de pensar y producir se fusionan y se retroalimentan la una a la otra. La firma hace desde el diseño arquitectónico de un proyecto hasta la fabricación de sus elementos como escaleras, cerramientos y hasta lámparas. Este estudio atípico funciona tanto como taller de creación como de manufactura, integrando las dos facetas más importantes del diseño, se piensa y se hace al mismo tiempo.
Un interés explícito por lo artesanal permea toda la actividad de este arquitecto. Aprovechar las técnicas que tenemos a la mano, los procesos de producción propios de nuestro contexto económico y utilizar los recursos disponibles de manera creativa son actitudes que convergen en una sensibilidad por lo local.
Este proyecto, ubicado en el barrio Samper Mendoza en Bogotá, alberga precisamente el taller. Hecho con materiales de demolición, su tectónica presenta una historia que se puede contar en el tiempo y en el espacio. Una arquitectura que se alinea con la tipología industrial, pero que de alguna manera recoge también elementos y gestos de espacialidades más domésticas; una casa de producción en la que, quienes la habitan y trabajan en ella, van creando sus partes: pasamanos, vigas, peldaños, los perfiles de las ventanas. El edificio se hace a sí mismo plasmando la vida que lo atraviesa y la de quienes lo ocupan.