La remodelación de un apartamento al norte de Bogotá rodeado de parques, vegetación y agradable tejido urbano
Camilo Garavito / septiembre 28 - 2021
“En esta remodelación acompañamos al cliente desde el primer momento”, explica María Luisa Molina, cofundadora y directora de diseño del estudio MDV Arquitectura, ubicado en Bogotá. Los propietarios habían escogido un inmueble en una zona residencial del norte de la capital, tranquila y amable, caracterizada por su agradable tejido urbano, lleno de parques y vegetación.
Este apartamento tiene alrededor de 25 años de construido. Con un área de 175 metros cuadrados, se convirtió en una excelente opción para remodelar gracias a que es muy iluminado y posee una vista a los parques circundantes, tanto desde la zona social como desde las habitaciones.
“Tenía una virtud adicional: ningún elemento estructural interrumpía los espacios interiores, lo que le daba mucha flexibilidad al diseño”. Una vez desarrollada la nueva distribución arquitectónica, la vivienda quedó con tres habitaciones, estudio de televisión, sala- comedor y cocina abierta, además de áreas de oficina y una amplia zona de servicios con alcoba incorporada. “Los clientes querían un cambio extremo y estuvieron ciento por ciento dispuestos a experimentar, a explorar escenarios distintos y a dejarse llevar por los consejos y la visión de los arquitectos”. El objetivo: que su apartamento fuera realmente único y que reflejase por completo su personalidad.
Sus habitantes –una pareja joven y sin hijos aún–, quisieron que cada uno pudiera tener un espacio completamente personalizado. Para ella crearon una oficina y un generoso walk-in closet, “sacado como de la película de Sex and the city”. Para él, un área de trabajo cerrada e independiente y otro ambiente adicional, un man cave. “Es un templo dedicado a su colección de objetos relacionados con Mini Cooper, que es su gran afición. Además, ofrece un lugar para ejercitarse”.
Con carta abierta para explorar y arriesgarse, los arquitectos decidieron utilizar materiales en formas y tonalidades poco comunes: aparecieron así divisiones y muros forrados con láminas metálicas, espejos opacos, madera en diferentes ritmos y formatos, cemento con diversas texturas, puertas de colores… “Para nosotros siempre fue muy importante que no resaltara solo un espacio. En algunas viviendas, la zona social suele llevarse toda la atención. En este caso quisimos darle un carácter especial a cada uno de los ambientes. El apartamento debía ser como una obra de arte”.
Abrieron la cocina para mejorar la sensación de amplitud y convertirla en el corazón del apartamento, y eliminaron el cielorraso existente con el fin de incrementar la altura de la zona social. “Nos encontramos con una estructura no muy homogénea y con casetones estrechos. Sin embargo, decidimos arriesgarnos, dejarlos expuestos y pintarlos de blanco para incorporarlos al diseño general. El resultado final le dio un look moderno y poco convencional”.
La iluminación, parte fundamental del diseño implementado, es una herramienta recurrente de estos arquitectos para dar carácter a los espacios en sus proyectos. “El juego de luces en el espejo del baño social, los detalles de la cocina, la luz en las oficinas, el walk-in closet y el cabecero de la cama en la habitación principal incorporan soluciones en este aspecto, pensadas para que aporten carácter y elegancia”.
Sin duda, el espíritu de la vivienda es la luz artificial a partir de luminarias indirectas, que bañan superficies y resaltan planos y texturas, y de otras puntuales y orientables, que destacan espacios y objetos. Por medio de la iluminación también dan protagonismo a algunas obras de arte, piezas muy arraigadas en el corazón de sus dueños, como la escultura del Pato Donald y el cuadro de Mickey Mouse, del artista Mactivo; la cinta plegada a modo de escultura que remata el pasillo, elaborada por Chicha Objetos Libres; la morsa blanca ubicada en el estudio, de Ornamente, y una pieza de Édgar Negret, que habita el centro del salón.
Una colección ecléctica que deja entrever un gusto por el cine y la animación, reforzado por la presencia de las antiguas poltronas de teatro traídas de Buenos Aires. Con pocos materiales –madera, cemento y metal, utilizados de maneras distintas– y a partir de variaciones en texturas, ritmos y colores, el diseño crea un espacio rico en carácter. Tanto las áreas principales como las de servicio siguen esta misma estrategia. El baño social, que juega con la iluminación, los reflejos del espejo y el vinotinto del cielorraso, genera una atmósfera sorprendente; el principal, deliberadamente blanco y homogéneo por petición de los clientes, alberga un muro verde que lo llena de vida y rompe la monotonía. Cada uno desarrolla sus personalidades a través de un mismo lenguaje, heterogéneo y diverso. “Hay una frase de Glenn Murcutt, reconocido arquitecto australiano, que me encanta –comenta María Luisa Molina al terminar nuestra conversación–. Una casa es como un traje. Los mejores son a la medida”. ■
Cinco puntos para destacar
La iluminación artificial es utilizada de manera estratégica para generar ambientes y atmósferas.
Las variaciones de texturas y ritmos de un solo material ofrecen diferentes sensaciones espaciales.
La luz natural y la vista son elementos fundamentales para tener en cuenta al buscar una vivienda.
La estructura existente, expuesta a la vista y pintada de blanco, generó una imagen contemporánea y poco convencional.
El arte y el mobiliario son elementos únicos que construyen la personalidad y el carácter del espacio.