Conozca este impresionante ‘collage’ geométrico en India
Rodrigo Toledo / julio 22 - 2022

La arquitectura es un servicio. El trabajo de los arquitectos está enfocado, la mayoría de las veces, en crear espacios habitables, públicos o privados, para otras personas o comunidades. Por esto, la figura del cliente es determinante en la labor del diseño, tanto en el proceso como en el resultado.
En ocasiones ese cliente es el mismo arquitecto y cuando esto sucede, el proyecto suele convertirse en una oportunidad para la experimentación.

La firma de arquitectura Manoj Patel Design Studio, con sede en la ciudad de Vadodara, India, diseñó su propia cocina como una pequeña torre que recoge los principios e intereses con los que ha trabajado a lo largo de los años.
Con un área construida de 411 metros cuadrados y seis niveles de altura, a primera vista parece un edificio de apartamentos. Sin embargo, el tratamiento de sus fachadas revela que es algo atípico.
Hecho con las manos
Las obras de estos arquitectos involucran procesos artesanales con piezas de barro, desde tejas cortadas hasta materas modificadas con las que revisten los paramentos –cada una de las caras de una pared–.
Esto es visible aquí a manera de murales, que aparecen tanto afuera como en los muros interiores. La generación de patrones geométricos a partir de la disposición de estos fragmentos de arcilla y los dibujos orales hechos con ellos dan cuenta de una estrategia recurrente para definir la materialidad de la arquitectura de Manoj Patel.
Por otro lado, la paleta de color utilizada crea un contraste cromático. El interior del edificio se percibe como una secuencia de ambientes conectados por dobles y triples alturas.
Un patio con vegetación y una pequeña tribuna para sentarse definen el acceso. Desde ahí, las diferentes áreas de trabajo se apilan unas encima de otras, de tal forma que los vacíos entre los pisos permitan las relaciones visuales y faciliten la colaboración.
Arquitectura con intención

En el cuarto nivel, un puente atraviesa el taller de los empleados mientras que en el último, una terraza a cielo abierto se asoma sobre el paisaje urbano. Lejos de la convención de la torre, donde un piso típico se construye sobre otro, el resultado aquí es un espacio continuo en el que predomina la verticalidad.
Este proyecto propone un lugar para el trabajo colaborativo, pero también promueve una forma de hacer arquitectura en contextos con economías emergentes.
Se construye con lo que se encuentra a la mano y, al hacerlo, produce un collage geométrico de tejas de barro sobre fondos coloridos. Su potencia no se halla en la reinvención de las convenciones, sino en su recursividad y sensibilidad por ver lo misterioso en lo banal.