Un moderno y tropical refugio de ensueño en Villeta, Cundinamarca
FOTOGRAFÍA: LLANO FOTOGRAFÍA, CORTESÍA ARQUITECTURA EN ESTUDIO TEXTO: RODRIGO TOLEDO, ARQUITECTO Y PROFESOR ASISTENTE DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA / agosto 18 - 2020
Cuando éramos niños y dibujábamos nuestra casa, el resultado era casi siempre el mismo. Sin importar cómo fuera, se trazaba con unas características que correspondían más al ideal de lo doméstico que a la realidad concreta de nuestra vivienda en particular. La familia
aparecía garabateada, porque sin ella no tenía sentido. Una puerta, ventanas cuadradas y un techo a dos aguas daban forma a su arquitectura. La concepción que desde pequeños tenemos de la casa es universal. Pero esa imagen idealizada no solo corresponde a una figura tipificada, sino a una relación con el paisaje. En aquellos bocetos infantiles siempre hay un árbol o un río, el cielo aparece como un telón de fondo, a veces recortado por montañas, mientras un prado verde sirve de base. Un hogar es mucho más que el objeto que se construye.
En Villeta, Cundinamarca, la firma bogotana Arquitectura en Estudio, dirigida por Camilo Garavito, Carlos Núñez y Natalia Heredia, diseñó una casa que surge de la topografía y establece vínculos cercanos y lejanos con el paisaje. La condición escarpada del lote y su acceso desde la parte baja dieron pie a concebir un proyecto que aprovechara la pendiente para escalar la geografía del lugar hasta la parte más alta, y así disfrutar de una vista panorámica.
Dos volúmenes apaisados fueron encajados en la montaña, de tal forma que la cubierta vegetal del cuerpo superior quedara a nivel con el terreno. Al mismo tiempo, y gracias a la sección escalonada de la construcción, la losa que cubre el nivel inferior se convierte en un jardín elevado que desdibuja la sensación de estar en la parte alta de la casa. El uso mesurado de materiales arroja una expresión casi monolítica, en la que el concreto color ocre y la madera se combinan.
El acceso está configurado con un gran muro de hormigón y una puerta pivotante. Al entrar, un pequeño patio orientado al cielo contiene una escalera que sube a la parte inferior de la casa. Esta primera zona, destinada al alojamiento de invitados, dispone de tres habitaciones en galería, cada una con baño privado. Las alcobas tienen dos ambientes sutilmente delimitados por un cambio de nivel y un balcón corrido que las conecta sobre la fachada, mientras un segundo patio alargado en la parte de atrás anima el corredor que las distribuye.
Al tomar de nuevo las escaleras se llega a la parte social de la casa, donde la ausencia de cerramientos de fachada la define como una gran terraza abierta, bajo una marquesina de concreto que la protege del sol. Hacia el costado oriental ubican una piscina en esquina que se articula con el salón, el comedor y la cocina. En el centro, un último patio hace un quiebre en la geometría de la planta para separar las estancias privadas, que se pueden abrir o cerrar gracias a sus fachadas plegables de madera. Junto con la empresa Arquiambiental hicieron un estudio bioclimático para garantizar las condiciones de ventilación y confort térmico en el proyecto.
Esta residencia de 600 metros cuadrados se construye para permitir una vida volcada hacia el exterior. Levanta los muros mínimamente necesarios y se nivela con la tierra. Propone un movimiento ascendente al atravesar una secuencia de patios que garantizan la ventilación cruzada –por ello sus ambientes no requieren aire acondicionado– e introduce la vegetación para generar un paisaje cercano, en primer plano, sobre el distante de la región montañosa de Villeta.
Para contribuir aún más a la sostenibilidad de la vivienda, los arquitectos emplearon arena de la región para el concreto, dispusieron las cubiertas verdes como aislamiento y prevención de la isla de calor, y realizaron en el techo una preinstalación de calefactores solares para el agua de la piscina.
Su arquitectura defiende la tradición moderna de los países tropicales con una volumetría controlada, que se perfora y ofrece sus espacios al viento mientras los protege del sol con aleros de concreto. Si los dibujos infantiles ponen la casa en medio del paisaje, esta obra de Arquitectura en Estudio nace de él, del monte y de los árboles. No es ya una figura sobre un fondo, sino un cuerpo que no distingue entre geografía y espacio habitable, concebido para circular de manera intermitente entre el exterior y el interior.
Ubicacion de la casa en villeta
Bellísima casa, muy acogedora y fresca debe ser.