Conozca cómo la arquitectura transformó un espacio industrial en esta increíble oficina
Gabriel Hernández / septiembre 13 - 2019

En una época en la que parece que todo ha sido inventado cabe preguntarse: ¿dónde está la creatividad? La respuesta puede encontrarse en la construcción de nuevos significados a partir de conceptos existentes, o de ambientes renovados a partir de antiguas estructuras, como es el caso de una oficina de trabajo creativo y publicidad adaptada en las instalaciones de lo que fue una fábrica de antibióticos en el occidente de Bogotá.
Santiago Muñoz, arquitecto con experiencia en espacios de hospitalidad, corporativos y residenciales, y Genoveva Mayoral, diseñadora de interiores con realizaciones en ambientes comerciales y domésticos, unieron esfuerzos para darle un nuevo uso a una construcción industrial.
En la estructura de recias columnas y entrepisos de concreto, Santiago encontró los términos de un lenguaje arquitectónico en el que los materiales expresan su función y su naturaleza de manera franca y vigorosa; la textura de los encofrados impresa en las superficies de cemento armoniza con el aspecto de madera del piso y con el tono ocre de los muros interiores de ladrillo, que adquieren una proporción masiva en el volumen de esquinas redondeadas donde está el baño.
La distribución en varios niveles combina el espacio existente con nuevas estructuras interiores de acero para generar distintos ambientes, que independizan las áreas de trabajo y actividad.
Sin ocultar su origen industrial, el sitio adquiere múltiples caracterizaciones que pueden evocar la zona social de un loft, un restaurante o una oficina abierta y logra una adecuación arquitectónica flexible y una percepción variada del lugar, que estimula la creatividad.
Abierto a la iluminación natural de un patio interior, el espacio de doble altura de la recepción y espera de la oficina se configura como una sala de estar en la que Genoveva Mayoral consiguió imprimir un carácter residencial, que contrasta con la rudeza del concreto, el ladrillo y el acero; una inesperada sensación de hogar que se afirma con la presencia de cortinas que aíslan los cubículos de trabajo, y de plantas interiores que mitigan el rigor de los materiales a la vista.
Obsesionado por los detalles constructivos y por la historia del diseño, Muñoz permite que las instalaciones técnicas, los ensamblajes metálicos y las características de la estructura planteen un relato visual realzado por el trabajo de iluminación interior, que destaca la variedad de formas y texturas.
Este es 8111 el edificio bogotano que participará en la Bienal de Arquitectura y Urbanismo.
La memoria forma parte del trabajo del arquitecto y la interiorista, como lo muestra el diseño del baño, de paredes curvas enchapadas en mosaico de vidrio, que trae a la actualidad un estilo que causó furor entre las décadas de 1960 y 1970; allí, un espejo dilatado contemporáneo y un antiguo lavamanos extienden la frontera entre el hoy y el ayer, como recordando que el presente está hecho con las experiencias del pasado y las expectativas del futuro.