¿Para qué cambiar de casa si puede remodelarla y tener la que siempre soñó?
FOTOGRAFÍA: IVÁN ORTIZ PRODUCCIÓN: ANA MARÍA ZULUAGA TEXTO: MARÍA JUANITA BECERRA / octubre 1 - 2020

La casa es un espacio personal. Refleja los gustos y costumbres de quienes la habitan. Todo en su interior relata una historia o revela un aspecto de la identidad de sus dueños. Y este fue, precisamente, el punto de partida para este proyecto ubicado en el nororiente de Bogotá y alojado en un edificio construido hace unos cuarenta años. Los arquitectos Nicolás Mujica y Felipe Robayo –directores de su propia empresa, ContraFuerte– concibieron que en el diseño interior, cada objeto hiciera eco de la vida de sus clientes.
A pesar de que el apartamento había sido remodelado en varias ocasiones, no respondía a las necesidades de sus dueños. Específicamente en términos espaciales, de ahí que los arquitectos lo transformaran en función del modo de vida de sus clientes. “Era clásico, con áreas poco o nada integradas entre sí y por ello tendía a ser oscuro”, comenta Nicolás.
En el primer nivel redujeron el número de muros divisorios de la zona social para unir los espacios y aumentar el ingreso de luz natural. Asimismo, el vestíbulo, que antes era angosto pues estaba ocupado por un mueble recibidor de gran tamaño, lo ensancharon para convertirlo en uno de los protagonistas de la vivienda, ya que desde allí se logra una visual de todo el piso. “Aprovechamos la volumetría curva de una de las paredes para ampliar la perspectiva”.
Las escaleras que conducen a la segunda planta llaman la atención. Además de ampliarlas, las despojaron de los antepechos sólidos, los cuales fueron reemplazados por láminas de vidrio que brindan una apariencia grácil y ligera. En esta planta solo mantuvieron la habitación principal. Los baños social y principal, la sala de televisión y la terraza fueron transformados, no solo en términos materiales sino espaciales, todo con el fin de hacer de este nivel el corazón del hogar.
Asimismo, la vegetación de la terraza inspiró a los arquitectos. La paleta de colores y la selección de materiales son una muestra de ello. “Quisimos introducir la naturaleza al interior del apartamento”. Basados en esta premisa escogieron, por ejemplo, el papel de colgadura del baño social, que replica con delicadeza la imagen de unas mariposas vivaces en tonos índigo. La materialidad es orgánica. Conservaron la madera de la carpintería y el piso original, al tiempo que agregaron otros materiales naturales, como el metal que reviste la chimenea, el mármol del mesón de la cocina y el granito del suelo del vestier principal.
Este último ambiente tiene una estética vintage: “La textura del granito combinado con las dilataciones de bronce es de estilo retro, al igual que los lavamanos y los inodoros, que son los originales del apartamento”. Dado que incorporaron el clóset al baño principal, no hubo necesidad de hacer un mueble ni de reemplazar los aparatos sanitarios. Estos los restauraron y complementaron con accesorios y enchapes acordes con la estética elegida.
El mobiliario de este apartamento fue fabricado en el país, pues buena parte de los muebles fueron diseñados a la medida. Los arquitectos explican que realizaron este proceso de la mano de los propietarios: “Fue un trabajo conjunto que nos permitió recibir una retroalimentación continua”. Paralelamente, las obras de arte fueron
escogidas por la artista Juanita Echeverri, quien acompañó a Nicolás y Felipe a lo largo de la remodelación. Aunando lo clásico y lo moderno, este proyecto refleja la personalidad de sus dueños, que prefieren conservar valiosos elementos de otra época para mezclarlos con ingredientes contemporáneos y luz natural. ■