«La arquitectura tiene que saber equilibrar entre lo mineral y lo vegetal»: Simón Veléz
Fotografía: Andrés Valbuena. / diciembre 22 - 2017

Para el diseño arquitectónico de esta casa en Anapoima, Cundinamarca (que realizó en compañía de su socio, Marcelo Villegas), planteó tres pabellones principales que funcionan de manera independiente.
Dos de ellos, ubicados en los extremos, albergan las habitaciones y están unidos por uno central de forma octagonal curvada, prácticamente circular, que contiene las áreas sociales, otorgando independencia y tranquilidad a las zonas más privadas, y cercanía y flexibilidad en su uso a las más públicas.
“Hay que saber equilibrar entre lo mineral y lo vegetal”, comenta Simón Vélez al preguntarle sobre la materialidad de esta obra. Partiendo de esta intención se vuelve muy interesante observar la diversidad de materiales: madera de chicalá, obtenida de forma local, eucalipto de fuentes reforestadas y, por supuesto, guadua, por solo mencionar algunos.
Cada uno de estos elementos es combinado con tubos petroleros que amarran la estructura, varillas corrugadas expuestas en muebles y barandas, piedras impregnadas de fósiles en la base de las columnas y en el piso fundido en sitio, pizarras de tonos diversos obtenidas en Pacho, Cundinamarca, y rótulas estructurales de bronce, entre otros.
Al poner en conjunto este sinfín de elementos, cada uno con su forma, carácter e historia singular, surge un elaborado entramado artesanal que complementa de manera tranquila y armoniosa la intensidad de la naturaleza que lo rodea.