La firma Kamp Arhitektid, de Estonia, fue la responsable de remodelar este antiguo espacio construido en la era soviética. El galpón, que tiene un área de 1.100 metros cuadrados, es además, un solo espacio de 8 metros de altura.
El cliente, le solicitó al estudio arquitectónico que transformara la vieja fábrica, que era oscura y sombría, en diferentes escenarios luminosos, acogedores e individuales.
Para alcanzar estos requerimientos, los arquitectos incorporaron una serie de componentes que permitieron ambientar unas oficinas con nuevos sistemas de ventilación, calefacción y ventanales que permiten el paso de la luz natural a cada rincón. La construcción adquirió una nueva organización que conservó un aire indutrial, pero donde las distintas áreas de trabajo están divididas a partir de un desnivel que crea un parque semi entrerrado justo en el medio de la oficina donde, unos árboles de 5 metros de alto, alcanzan las vigas del techo dándole vida.
Gracias a su diseño con niveles, ángulos, cortes, escaleras, puertas y cubículos el lugar es dinámico y enérgico para trabajar pero a la vez tranquilo ya que los árboles le proyectan ese toque natural.
Otros elementos que figuran son las lámparas de escritorio gigantes– miden 3 metros– dispuetas en los pasillos. Su tamaño ayuda a reforzar el ambiente inspirador y divertido que lograron plasmar los arquitectos en esta empresa dedicada a confeccionar ropa para niños. Un bosque en medio de unas oficinas