Una cafetería con sabor a casa en Chipaque, Cundinamarca
Rodrigo Toledo / noviembre 25 - 2022
Desde 1964, la cafetería Mustapán ha tenido sede en una casa patrimonial frente a la plaza principal del municipio de Chipaque, Cundinamarca. Recientemente, sus propietarios encargaron al arquitecto Diego Chávarro, quien dirige la firma Estudio Chávarro, la remodelación del local.
Debido al valor cultural e histórico del inmueble, la intervención no podía tocar las fachadas, así que conservó los paramentos, pero transformó por completo el espacio interior de 250 metros cuadrados.
Chávarro explica que este restaurante en Chipaque debía retomar los valores espaciales y materiales de la arquitectura campesina de la región. Eso en lugar de imponer una urbana, fuera de contexto. Para lograr lo primero, realizó una distribución en la que el acceso, la disposición de la cocina y las mesas fijas para comensales miran sin interrupción hacia un patio, en torno al cual giran las diferentes estancias de la cafetería.
Esta área central –y sin duda protagonista– está cubierta con un techo de cristal a dos aguas para permitir iluminación natural y proteger de la lluvia al mismo tiempo. Esto genera, además, que la luz exterior incida sobre la atmósfera del interior durante el día. En este sitio todos los ambientes tienen contacto directo con el corazón de la estructura.
Los materiales de este restaurante en Chipaque
Respecto a los materiales, el arquitecto desnudó los muros originales de la construcción. Estaban hechos en adobe, de tal forma que su color y textura sirvan de telón de fondo para la reforma. Adicionalmente, levantó unos nuevos, también de adobe. Utilizó una paleta diversa, que le otorga al lugar una expresión que mezcla la estética contemporánea con técnicas vernáculas.
El concreto fundido, la teja de barro que reviste una de las paredes, el bambú aplicado en los cielos, los pisos de terrazo y la madera se conjugan con vidrio y acero. El diseño de la iluminación, desarrollado por los antioqueños Estudio Dedós, compone distintos ambientes junto con el mobiliario.
Esta obra propone reivindicar la arquitectura tradicional de los pueblos de Colombia. Su uso es comercial. Sin embargo, su espacialidad es mucho más cercana a la de una casa campesina con sus clásicos patios centrales y maneras de circular.
Sus materiales se conjugan para crear un mosaico que recuerda las construcciones que se hacen con lo que está a la mano. Sus muros viejos se exhiben como vestigios del pasado, en contraste con lo nuevo.
Si bien los municipios protegen su legado arquitectónico conservando lo que se ve desde afuera, a veces los arquitectos intervienen estas construcciones para visibilizar aquello que las hace patrimoniales. Este es uno de esos casos.
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Esta panadería era nuestro paso obligado, y el descanso cuando, veníamos de viaje con mi esposo Heilodoro Huerfano, a comprar el pan de maíz y las tortas de maíz lo mejor de Chipaque, en esos años en que la plaza la ponían frente a la iglesia los domingos. Todabia hay piqueticos y todas estas delicias? Me llena de nostalgia. Gracias.
Estas historias es necesario tener informacion muy exacta y confiable ya que en otros articulos que han divulgado esta muy incompleta y bastante superficial