Una prisión para ser libres
Fotografía: cortesía Fundación Rogelio Salmona /
octubre 12 - 2018

Ubicado en cerro Cárcel, el proyecto Parque Cultural Valparaíso tiene como principal objetivo ofrecer un nuevo espacio a la comunidad a partir de la reinterpretación de una antigua cárcel. HLPS Arquitectos –Martín Labbé, Carolina Portugueis, Osvaldo Spichiger y Jonathan Holmes– fue la firma responsable de realizar esta iniciativa, reconocida ahora con el premio que entrega la Fundación Rogelio Salmona.
Uno de los grandes desafíos para sus autores fue concebir un nuevo lugar de encuentro e interacción para la comunidad a partir de una cárcel, quizá lo más opuesto a su objetivo, ya que un centro de reclusión es, en esencia, hermético e inviolable. Con base en esto, la firma propuso “un gran espacio abierto que actúa como un oasis público en medio de la apretada y laberíntica trama de Valparaíso, que favorece tanto la reunión de vecinos y visitantes como una contemplación privilegiada del anfiteatro del puerto”, comenta el jurado del galardón en su declaración oficial.
Los arquitectos debieron superar también los retos impuestos por la topografía del terreno y el diálogo con preexistencias tan significativas como los muros perimetrales del entorno y algunas de las antiguas construcciones carcelarias. Así, este proyecto combina espacios urbanos, nuevos edificios y la renovación de las estructuras previas.
El Parque Cultural Valparaíso resuelve, por medio de lo que podría considerarse una sencilla estructura de concreto, la diferencia de niveles del terreno para generar un interesante juego de espacios de encuentro y circulaciones. “La antigua construcción carcelaria conserva el volumen y fachada original, incursionando de manera creativa con elementos estructurales y produciendo una espacialidad interior radicalmente nueva”.
La obra ganadora del Premio Latinoamericano de Arquitectura Rogelio Salmona “deriva su valor no solo de la suma de estos elementos, sino de la forma como ellos se articulan, al ofrecer a Valparaíso una inédita instancia pública de gran calidad arquitectónica”.
Más reconocimientos
El jurado, compuesto por los arquitectos Silvia Arango Cardinal (Colombia), Klaske Havik (Holanda), Felipe Leal (México), Alexandre Ribeiro Gonçalves (Brasil) y Fernando Pérez-Oyarzún (Chile), destacó tres obras con menciones honoríficas:
Capilla San Miguel Arcángel de Cerrito. Asunción, Paraguay/ Autor: Laboratorio de Arquitectura – Javier Corvalán
“Esta capilla y espacio comunitario ofrecen una intervención modesta de alta calidad arquitectónica. El jurado aprecia la contribución de los arquitectos en la creación de un espacio significativo para y con la comunidad. El proyecto es un ejemplo inspirador de una arquitectura comprometida, que responde a la escasez de recursos y al desafío de mitigar la topografía y el clima. Utilizando materiales de construcción simples y asequibles, el resultado es poético y tiene sentido para la comunidad”, explica el jurado del premio.
Parque Biblioteca Tomás Carrasquilla. Medellín, Colombia Autor: Ricardo La Rotta Caballero
“La mayor virtud de este conjunto parque-biblioteca es su permeabilidad y capacidad de crear espacios públicos comunitarios al articular una plaza longitudinal como calle abierta en un fluir natural, pese a lo accidentado de la topografía. Se conforma por una biblioteca y zonas de intercambio social activas que ofrecen espacios de transición, convivencia y de observación del paisaje. Es una plataforma tipo pabellón que por su adecuada ubicación y composición crea comunidad”.
Centro Académico y Cultural San Pablo. Oaxaca, México Autor: Taller Mauricio Rocha + Gabriela Carrillo
“La cuidadosa restauración del templo y el claustro se conjuga con la inserción de acentos nuevos y pequeños edificios complementarios. El conjunto conforma un espacio interior que a la manera de calle atraviesa la manzana, a la vez que posee un tratamiento que captura el sorprendente y discreto espíritu de la ciudad de Oaxaca”.