Una sorprendente casa construida en una pendiente a las afueras de Medellín
Rodrigo Toledo / agosto 27 - 2021

Quizá lo más importante en un proceso de diseño arquitectónico es tener conciencia de las limitaciones a las que está sujeto. Ya sean económicas, de tamaño o, incluso, dificultades inherentes al lugar donde se construye. Las restricciones moldean el proyecto y ofrecen, al mismo tiempo, la oportunidad de resolverlo de maneras diferentes a las convencionales. El encargo de esta casa le presentó al arquitecto antioqueño Juan Camilo Llano, director del estudio Llano Arquitectos, un lote en las afueras de Medellín, cuya pendiente considerable dificultaba el emplazamiento de la construcción.

Además, los retiros a los vecinos –la distancia a respetar con respecto a los linderos– definían un área por intervenir relativamente estrecha y con una geometría irregular. La cercanía de las viviendas colindantes sugería una arquitectura introvertida, de poca relación con el entorno para evitar registros directos, pero la presencia de una quebrada en la parcela y el deseo del cliente por una vida campestre requerían un hogar abierto, volcado al exterior. Estas contradicciones establecieron las estrategias del proyecto y dieron como resultado una estructura compacta, que gestiona su apertura hacia el paisaje de manera diversa y que hace una reflexión sobre la vida doméstica en dos pisos.

En primera instancia, la excavación en el terreno generó un patio de acceso entre el volumen construido y la topografía contenida en la planta baja. Una escalera erigida en este vacío, que es a la vez interior y exterior
–dividida por un vidrio–, desciende a la zona destinada a las áreas sociales y de servicios, así como una plataforma en el nivel superior, desde donde se llega en automóvil, permite entrar directamente al segundo piso de alcobas. A esta casa se accede por abajo y por arriba en un gesto topográfico que separa los ambientes colectivos de los privados, y el obstáculo de la geografía escarpada se superó con un ingreso a cielo abierto, que trasciende la inmediatez de una simple puerta.


Las fachadas de ladrillo, concreto y madera se perforan de forma controlada en las caras laterales y posterior de la casa; en cambio, grandes ventanales de piso a techo componen el frente que da a la cuenca. Una cubierta ligera se inclina sobre el segundo nivel para conducir el agua de la lluvia hasta un único canal y definir una ventana alta horizontal hacia el paisaje cercano.

En el interior, levantan el techo con albardas y tablilla de madera expuestas, lo que alude a las casas tradicionales con tejados de barro. Sus ventanas tienen marcos de lámina metálica que se giran para encuadrar la vegetación, mientras una ventana profunda en el estudio del segundo nivel se transforma en una banca de madera. La construcción estuvo a cargo de la empresa Edificar Más, en cabeza de la arquitecta Verónica Vásquez, y el sistema estructural de la vivienda, en mampostería, permitió la reducción de los costos y la viabilidad del proyecto.


En este ejercicio, Llano Arquitectos utiliza las limitaciones del encargo para reimaginar la manera como se entra a una casa de campo, modifica la topografía del lugar para crear dos niveles que tienen una relación directa con el suelo y propone una vida compacta a la escala del encuentro familiar. Lo difícil se traduce a lo singular para construir una obra que en la austeridad y en lo necesario halla dignidad y valor. ■
Lea también más en nuestra sección de arquitectura.
Tienes publicaciones sobre las obras del arquitecto Juan Fernando Flores Angel? De Medellín ó Rionegro ?