Una sorprendente cava de vinos construida en el interior de una montaña
Rodrigo Toledo / junio 16 - 2021
Por lo general, construimos desde abajo hacia arriba, en contra de la fuerza de gravedad. Hacerlo requiere primero preparar el terreno –limpiarlo y nivelarlo–, para luego fijar en él una estructura que se apoya en el subsuelo y se levanta en el aire. Sobre esta, ladrillos, techos, vigas y ventanas se van sumando para terminar en una edificación.
También es cierto que la arquitectura no siempre se erige de esta manera, pues a veces aparece en lugares donde ya existe un cobijo. Cuando, por ejemplo, ponemos un mantel bajo la sombra de un árbol y nos sentamos ahí, dejamos aparecer una arquitectura sutil y efímera que surge de la protección que nos da el follaje. De la misma forma, este proyecto diseñado por la firma norteamericana Clayton Korte aprovecha una cueva para hacer de ella un espacio habitable.
Ubicada en la zona de Texas Hill Country, Estados Unidos, esta cava privada de vinos forma parte de un rancho en medio de un paisaje nativo colmado de robles y olmos. El encargo de los propietarios consistía en adecuar el espacio tosco de la caverna para acomodar la cava, una sala de catas, un pequeño baño y un área de almacenamiento.
Para esto, los arquitectos construyeron un umbral de concreto en la entrada con el fin de contener la tierra de la cueva y definir un acceso mediante una puerta-ventana de gran formato. Adentro, un cielo de madera reduce la escala interior y define la zona de catas, mientras las botellas y el depósito se llevan al fondo, bajo la bóveda de piedra caliza preexistente. El carácter lineal del espacio condiciona la geometría y la posición del amueblamiento: dos mesones largos ocupan el centro, y los servicios y el almacenamiento quedan en los bordes. Climáticamente, la condición de estar bajo tierra favorece la reducción del consumo de energía para calefacción y enfriamiento, lo que hace más eficiente esta construcción.
La arquitectura del proyecto nace de la oportunidad que se presenta en la roca. En lugar de levantar una estructura, domestican un hueco salvaje para dedicarlo al placer y al ocio. Introducen muebles, objetos y luz artificial, pero al mismo tiempo dejan ver el estado original de la cueva y nos ofrecen un espacio que se conjuga con su contexto. ■
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