Esta es la visión futurista de Zaha Hadid, la mujer que cambió la arquitectura para siempre
Fotografía: cortesía OKO Group Texto: Rodrigo Orrantia / mayo 16 - 2018
La historia de este proyecto –la única casa diseñada por Zaha Hadid (1950-2016)¬– comenzó hace más de una década cuando la arquitecta estaba trabajando en un proyecto con el magnate de finca raíz ruso Vladislav Doronin, fundador de las compañías inmobiliarias Capital Group y OKO Group, y también propietario de la marca de hoteles de lujo Aman. En ese entonces, Doronin y Hadid colaboraban en unos bloques de vivienda en Moscú, Rusia, que finalmente no fueron aprobados por el departamento de planeación. El proyecto los volvió amigos y, en una de sus últimas reuniones, el magnate le pidió a la premio Pritzker que le diseñara una de sus residencias privadas. Según el ruso, la arquitecta comenzó a hacer dibujos en una servilleta y le preguntó “¿cómo se imagina su casa?”, a lo que él respondió: “Quiero despertarme por la mañana y ver el cielo azul”.
El lugar pensado para la casa fue un bosque en la ladera de Barvikha, cerca de Moscú, donde los pinos y abedules crecen hasta veinte metros de altura. Hadid le presentó su idea a Doronin y al ver su expresión comentó: “¿Te das cuenta de que para ver el cielo tienes que estar por encima de los árboles?”. Ese fue el comienzo de la residencia Capital Hill, encargada a Zaha Hadid en 2006 y recientemente terminada por el equipo de Patrik Schumacher, socio en el estudio de la famosa arquitecta, dos años después de su fallecimiento.
La forma del edificio está definida por la topografía del terreno, y lleva a la máxima expresión las geometrías fluidas que fueron el sello de la arquitecta anglo-iraquí. La casa parece emerger del paisaje, con sus volúmenes principales parcialmente incrustados en la ladera del bosque. La residencia Capital Hill se divide en dos componentes primordiales. El primero se funde con el terreno inclinado, mientras que el otro “flota” 22 metros sobre el suelo para beneficiarse de las vistas espectaculares sobre los árboles.
Al ver el proyecto en planos, uno se imaginaría más un portaaviones o una nave espacial. Del esquema inicial se puede ver que la vivienda está organizada verticalmente en cuatro niveles. La planta inferior alberga instalaciones recreativas y de ocio. El volumen principal, que incluye comedor, cocina, áreas de entretenimiento y piscina cubierta, se proyecta hacia la ladera como la proa de un barco, con la fachada frontal construida en cristal. Los espacios complementarios se van internando gradualmente en la ladera, conectando el edificio con el terreno circundante.
El vestíbulo de entrada de la residencia, la biblioteca, la habitación de invitados y los dormitorios para los niños están en el primer piso, mientras que las suites y un cuarto principal con terrazas exteriores ocupan el volumen superior sobre las copas de los árboles. Debido a la topografía inclinada de la ladera, el primer piso está por un lado a nivel del jardín y por el otro mira a la cubierta de la planta baja.
Los dos componentes principales de la casa (planta baja y alta) se encuentran conectados por tres columnas de hormigón que establecen un diálogo entre estos niveles y funcionan a la vez como elementos estructurales. A la distancia parecen un gran periscopio que se alza del volumen principal para atisbar el paisaje sobre los árboles. Entre las dos grandes columnas verticales están la circulación y los servicios, que incorporan un ascensor panorámico de cristal y una escalera.
La entrada principal a la residencia se halla en el primer piso, donde las tres columnas de concreto se cruzan con el techo. Este es uno de los ambientes que los visitantes encuentran tan pronto ingresan, con una panorámica imponente hacia el bosque, sacando el mejor provecho de la doble altura. La vista desde la sala está enmarcada por una estructura de concreto que soporta el techo y el espacio.
Aunque la casa estaba prácticamente lista antes de la muerte de Zaha Hadid en 2016, su apertura llevó más tiempo de lo esperado. La compleja forma del edificio, con más de 2.650 metros cuadrados de superficie, significaba que los muebles no podrían ser normales. Doronin pasó varios años acondicionando la propiedad con diseños hechos a la medida.
Pero quizá el secreto mejor guardado de la vivienda son las habitaciones privadas en la planta alta con sus balcones que miran hacia las cubiertas inferiores. Desde la torre se domina totalmente el espacio circundante, no hay vecinos ni obstáculos de los que preocuparse. “Para esta casa en particular no solo quería un refugio para escapar, sino también un gran lugar de entretenimiento. En invierno ves la nieve en la parte superior de los árboles; en la primavera, los árboles verdes y cielos azules. Como se encuentra en el campo, no hay edificios de gran altura. Es una vista increíble, sientes que estás volando. La visión de Zaha me permitió tener todo lo que siempre quise”, afirma el propietario.
Finalmente, la crítica especializada no se hizo esperar. El Financial Times celebró el proyecto con elogios: “La residencia Capital Hill es, en cierto modo, una celebración del modernismo visionario temprano, desde el expresionismo hasta el constructivismo y la desmaterialización visual de la arquitectura, haciendo que parezca algo rápido y orgánico, en lugar de fijo y estático. Pero aún más que eso, es, en palabras del arquitecto y el cliente, una ‘casa de ensueño’, tanto fantasía como realidad, una idea de arquitectura que de alguna manera parece imposible”.
Otro célebre arquitecto y gran amigo de Zaha Hadid, el inglés sir Norman Foster, habló de este proyecto en una entrevista reciente. “Si uno se fija en los renders iniciales y los compara con el edificio construido, no hay ninguna diferencia. Zaha no solo tuvo una visión clara del futuro, también supo como hacerla realidad”.