Extraordinario: así podría describirse el legado del pintor, escultor y dibujante Fernando Botero (1932 – 2023), quien murió a los 91 años el 15 de septiembre. Durante décadas el artista se dedicó a crear magníficas obras que fueron y seguirán siendo una inspiración del arte para el mundo.

Su primera obra vendida fue una acuarela. La armonía en sus obras, reconocidas por su opulencia y monumentalidad (lo que se conoce como el «boterismo»,) es sin duda una muestra de ese talento universal de Botero, un artista curioso, erudito y experimental.

Hoy rendimos un homenaje con una selecta lista de cuatro apartamentos cuya decoración incluye piezas de Fernando Botero, inusuales y contemporáneas, muy distintivas gracias a su particular estilo.

1. Apartamento en Medellín con piezas de lujo

Quienes desarrollaron el proyecto, Ricardo Arévalo, Jonathan Morera y Daniel Martínez, de la firma Belgravia Proyectos, sabían que elementos el arte era parte importante del diseño que querían para esta propiedad. Por ello, en sus paredes están presentes firmas tan destacadas como los colombianos Fernando Botero, Olga de Amaral y David Manzur. 

“Logramos darle al cliente un ambiente de lujo y sofisticación sutil, lo que soñó para su residencia principal”, concluye Ricardo Arévalo. Estas características convierten a este vivienda en una obra soñada ubicada a las afueras de Medellín.

Además, en la propuesta de la firma también se incluyeron elementos como las lámparas del estudio Lindsey Adelman, hechas a la medida en Nueva York; los tapetes de Rug Company, diseñados por la estadounidense Kelly Wearstler; el comedor de la compañía Fendi Home, y los sofás de Black Tie Italy y Christopher Guy.

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2. Un penthouse cuyo protagonista son obras de Fernando Botero

Tan pronto el propietario encontró este apartamento, ubicado en Bogotá, resolvió intervenirlo para hacerlo a la medida, con una arquitectura neutra, sutil –pero elegante–, que no compitiera con las piezas de su colección de arte. El punto de partida es el hall de entrada, un espacio que recibe al visitante tan pronto se abren las puertas del ascensor.

Escala, proporción y luz confluyen en dicha planta baja para crear un espacio de características únicas: el salón principal. Con una altura de ocho metros y un ventanal de la misma dimensión, este es el corazón de la casa. Pocos elementos lo componen, porque inevitablemente la mirada se va hacia el gran lienzo de Fernando Botero sobre la chimenea, que dialoga con la pintura de Alejandro Obregón sobre la escalera.

Mientras tanto en biblioteca guarda catálogos y libros que referencian gran parte de las obras en la colección. A tono con la arquitectura, el diseño es limpio y depurado. En el suelo, un bronce titulado Mujer con serpiente, de Fernando Botero, comparte el espacio con un dibujo del artista chileno Claudio Bravo y una pareja de ángeles de madera rescatados de un incendio en la Catedral de Colonia, en Alemania. 

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3. Una sorprendente remodelación

Ubicado en los cerros orientales de Bogotá, es un caso en el que el ejercicio de transformación del espacio se hizo como un trabajo de diseño interior y decoración. Sin hacer demoliciones o cambios significativos en la obra civil del inmueble, el proyecto, diseñado por el interiorista Camilo Sighinolfi, recurre al mobiliario, a obras de arte, a cortinas, a tapetes y al uso del color para lograr una atmósfera sosegada donde se desenvuelve la vida de una pareja adulta.

Para complementar el espacio con arte contaron con Luis Guillermo Moreno, de la Galería LGM, como curador. Piezas de artistas de la talla de Fernando Botero, Enrique Grau y Hugo Zapata habitan los muros y rincones del apartamento, junto con una del español Salvador Dalí, que acompaña a los clientes desde hace años. Un paisaje interior de obras de gran valor decora cada ambiente, siempre hay algo que mirar y apreciar al recorrer las múltiples habitaciones de este hogar.

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4. Una casa bogotana cargada de literatura y arte

La vivienda, que ya había pasado por un rediseño parcial, logra una identidad propia gracias a la intervención del arquitecto Felipe Hernández, de la firma Área 3, a cargo de la ejecución de la obra arquitectónica, mientras que los diseñadores y socios Natalia Márquez y Pablo Bustamante se concentraron en su interior.

En el área social se logró un ambiente acogedor e íntimo gracias a los atributos de la madera –también presente en las persianas– y a las texturas de las grandes alfombras persas que están sobre el piso.

En este espacio sobresalen las obras de arte, entre las que hay cuadros de reconocidos artistas como Luis Caballero, Antonio Barrera y esculturas de Fernando Botero, así como fotografías y libros de política, historia, ciencia, arte, diccionarios y enciclopedias, todo esto junto a algunos toques contemporáneos de decoración. 

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