Una casa llena de arcos y colores en Cajicá, Cundinamarca
Rodrigo Toledo. Arquitecto y profesor asistente de la Universidad Pontificia Bolivariana / septiembre 2 - 2022
Cuando la diseñadora industrial Lina Céspedes recibió el encargo de reformar esta casa de 150 metros cuadrados en Cajicá, supo que el proyecto debía abordarse desde una estrategia que desdibujara su arquitectura genérica.
Aunque la correcta distribución espacial de esta residencia de dos pisos facilitó la intervención, era necesario darle un carácter definido al espacio para adaptarlo a sus nuevos habitantes pero, en especial, dotarlo de singularidad.
Para lo anterior, Céspedes utilizó el arco como un elemento repetitivo, un leitmotiv que permite solucionar los diversos momentos de la remodelación. Lo usó en nichos en los muros para albergar mobiliario fijo y vanos que generan transiciones sutiles entre dos estancias. Logró convertir los arcos en una figura asociada al juego en las habitaciones infantiles.
En el primer piso, la cocina se integró con la zona social mediante una barra nueva. Ahora es considerablemente más grande que la que existía, con el fin de que este espacio se convirtiera en un punto de encuentro familiar.
Junto al comedor adecuaron un estudio que sirve como área múltiple. Aquí aparece el primer arco, un vano de altura completa que se cierra con una puerta corredera.
La chimenea originalmente dividía el salón y el comedor. La modificaron y reubicaron en uno de los muros que delimitan la sala, al cual dieron mayor espesor para tener un nicho, también definido como un arco, en el que instalaron un entrepaño con objetos decorativos. Esto permitió unificar el área social y liberarla de obstáculos.
Arriba de las escaleras
A la escalera de dos tramos, que sube al segundo nivel, le cambiaron el pasamanos por uno de vidrio con bolillos de madera. Así se convierte en un elemento central en el espacio, sin sobrecargarlo.
Arriba, las tres habitaciones están distribuidas en torno a una sala de estar. La alcoba principal es un lugar sosegado. Por el contrario, las de los niños son áreas lúdicas. Allí aprovecharon la altura para que las camas se comporten como casas en el árbol en una mezcla entre arquitectura y diseño de mobiliario.
Las superficies de los muros y cielos constituyen un fondo neutro en un tono off white. Junto con la iluminación, esta estrategia hace que se destaque la riqueza cromática de las obras de arte de Beatriz Olano y Lucas Gallego, entre otros artistas locales, además de los tapetes de la diseñadora industrial Vanessa Valero.
Mobiliario de primera
Son precisamente estas piezas las que definen la identidad del ambiente doméstico de esta casa en Cajicá.
El mobiliario fijo fue diseñado por Lina Céspedes, mientras en la sala aparece el sofá Bubble y la silla Manta, ambas de la compañía Roche Bobois, acompañados de la poltrona Olivia Air de la firma Folies y la mesa de centro Tres Pi de Moblar.
Este proyecto de interiorismo parte de aprovechar los aciertos de la arquitectura original de la casa.
Sobre esta, la diseñadora, que cuenta con una maestría en Diseño de Interiores por Scuola Politecnica di Design de Milán, establece un sistema geométrico y una paleta de color que buscan un punto medio entre lo singular y lo neutral, para que el arte acompañe la vida de sus habitantes.