Una casa con inspiración ancestral e indígena en la Sabana de Bogotá
FOTOGRAFÍA: iván ortiz PRODUCCIÓN: diana tovar Textos: camilo garavito / septiembre 2 - 2016

En la lengua quechua, utilizada por los indígenas nativos del sur de América (los incas y sus herederos), la palabra “chakra” se empleaba para designar aquella extensión de terreno sembrada con semilla, la tierra productiva donde se cultivaba el alimento. Hasta el día de hoy, en esos mismos predios en que alguna vez reinaron aquellos indígenas se sigue utilizando la misma palabra –“chacra”– para designar las construcciones (casas, fincas o quintas) rodeadas de naturaleza, animales, cultivos y vegetación.
Los propietarios de esta casa, una pareja colombo-argentina y sus hijas, la describen así, como su pequeña “chacra”, un hogar cómodo y sencillo, enclavado en medio de la naturaleza y envuelto por la omnipresente vegetación de la sabana de Bogotá. Es una construcción de geometrías claras y materiales austeros, entre los cuales destaca el ladrillo en sus múltiples presentaciones, rodeada por amplias extensiones de verde, contexto ideal para albergar a la familia, a sus perros, a los caballos de polo (una de las grandes pasiones de su propietario) y a una burra.
Diseñada por el arquitecto Luis Restrepo, la casa se emplaza silenciosa y tranquilamente en su entorno, otorgando todo el protagonismo a la naturaleza circundante. Los materiales del exterior, ladrillo de demolición, vidrio y madera, contienen de manera compacta el programa requerido por la familia: sala-comedor, cocina, tres habitaciones, zona de juegos/cuarto de invitados, sala de televisión, oficina y área de servicio. Todos ellos complementados con un generoso ambiente exterior, una parrilla, una extensa mesa de comedor y una casa de muñecas, el lugar perfecto para desarrollar otra de las grandes pasiones de los propietarios: los asados y las reuniones al aire libre rodeados de naturaleza, familiares y amigos.
Es una casa cálida, orientada estratégicamente para combatir el frío de la sabana bogotana, que captura el calor del sol a través de sus grandes ventanales y lo mantiene en su interior por medio de muros gruesos y vidrios dobles. Tan efectiva es su estrategia que el sistema de calefacción, extendido bajo la totalidad del piso cerámico, solo ha sido usado en un par de ocasiones.
El ladrillo, continuamente presente en el exterior de la casa, se extiende a todos los espacios interiores a través del piso. Los muros y el techo de concreto, completamente pintados de blanco, realzan por contraste los grandes ventanales, que enmarcan las vistas de las montañas, los caballos y la naturaleza. El ladrillo, el blanco y el verde se complementan con algunos toques de madera en puertas y mobiliario, generando un ambiente cálido y hogareño a partir de una paleta de materiales sobria y natural.
Los sofás y sillones de la sala forrados en blanco responden a una antigua costumbre argentina de proteger los muebles cuando los niños aún son pequeños. Y es que la fuerte herencia de la familia se hace presente en todos los espacios, en las obras de arte y la decoración a lo largo de la casa, en los coloridos cuadros de la artista argentina Aida Carballo, en la hoja de alpaca sobre la mesa de la sala, en el mate de colección, en los marcos de alpaca y madera de la biblioteca, en la lámpara heredada sobre el comedor…, son una infinidad de detalles los que remontan a aquellas tierras, un legado vivo que se funde con la vegetación de la sabana y se complementa con recuerdos provenientes de varios lugares del mundo, conformando la identidad del hogar.
Las fotografías y memorias de los viajes de la familia se mezclan con obras de artistas colombianos como Gonzalo Garavito, las esculturas de la uruguaya Carol Young sobre la chimenea, los kilims traídos de Turquía y la gran mesa de centro de la sala, una sola pieza de madera natural elaborada por Vivian Bock. Las texturas de las puertas tejidas en matamba (diseñadas por el arquitecto), la mesa de la cocina, de Arte y Ritual, y las naturales formas que se encuentran en las mesas auxiliares de la sala de Savile Arte contrastan con otros elementos de líneas precisas y contemporáneas, como el comedor o la lámpara de bronce del cuarto principal, productos de la firma BoConcept.
Esta mezcla ecléctica, diversa y cargada de recuerdos y significado del interior de la casa contrasta perfectamente con el exterior, austero y sencillo, haciendo de esta “chacra” un complemento ideal para su privilegiado y verde entorno natural.