Saber decorar sus espacios puede ayudarle a mejorar su estado de ánimo
Fotografía: Andrés Valbuena Producción: Ana María Zuluaga Texto: Camilo Garavito / octubre 10 - 2017
«Estoy completamente convencida de que la estética y el entorno tienen un profundo efecto sobre el estado de ánimo y el comportamiento de la gente”.
Con esta frase comienza nuestra conversación con la dueña de este hogar, que a su vez ha sido responsable, con el transcurso de los años, de la elección de los muebles, los colores, los materiales, la decoración y en general del interiorismo de todos sus espacios. Politóloga y administradora de empresas de profesión, ha encontrado en el diseño interior otra manera de expresarse: “El diseño es similar a la filosofía, a la sociología…, se trata de una manera de pasar de lo abstracto a lo concreto, en este caso a través de una expresión artística”.
La vivienda está ubicada en el sur de Cali, en un edificio diseñado y construido en la década de 1970. Si bien hace parte de una edificación de apartamentos, gracias al diseño aterrazado y a la relación con la topografía sobre la que se posa, cada uno se siente como una casa, con acceso a generosos espacios exteriores, a su propio jardín y al contacto permanente con la naturaleza. Esta unidad fue remodelada hace quince años, rescatándola de un estado de deterioro significativo, ejercicio que estuvo a cargo de la arquitecta Paola Lago. El concepto arquitectónico fue recuperar los valores del diseño inicial, ambientes amplios y generosos, y una funcionalidad limpia y fluida.
Una vez terminada la remodelación, se dio inicio al ejercicio de diseño de los interiores, el cual, quince años después, aún no termina. “Es un proceso que evoluciona de forma permanente. Puedes venir en seis meses y muy probablemente los espacios tengan otros usos a los de hoy en día y se perciban de otra manera”. Es algo dinámico, emocional, que hace parte del transcurso de la vida.
Cada uno de los elementos que conforman el interior de esta vivienda, ya sean piezas de arte, tapetes, calados de madera, papeles de colgadura, mobiliario o artículos decorativos, viene con una historia de vida. Algunos muebles son creación de su propietaria, y muchos otros de diseño y manufactura colombiana. Piezas adquiridas como recuerdo de algún viaje, a través de la página web ebay o en alguna subasta, cada una hace parte del ejercicio de encontrar una identidad propia; una permanente búsqueda de artículos, materiales y texturas que generen interés y que ofrezcan una conexión emocional con quien los disfruta.
No es un proceso racional y planeado, y no hay una línea decorativa o un canon de diseño al cual adherirse, sino que simplemente se trata de un ejercicio sin pretensiones que intenta expresar el espíritu de la familia. El resultado es una mezcla ecléctica de piezas clásicas, modernas o de diseño contemporáneo. “Me emociono igual con un pájaro de cobre comprado en un mercado de pulgas que con una lámpara adquirida en una subasta”, nos cuenta, refiriéndose a la diversidad y heterogeneidad de los elementos que decoran la vivienda.
A pesar de no seguir una línea establecida o un proceso racional de diseño, y aun cuando cada uno de los espacios tiene un estilo propio, en el conjunto de la vivienda es claramente identificable un hilo conector. Aquella identidad propia se expresa de manera unitaria en las múltiples texturas y tonos, en el diseño divertido y sorprendente, en su manera de romper los parámetros.
“El color me emociona…, es vida, drama, diversión”, comenta su propietaria al preguntarle si alguna vez ha tenido dudas sobre su extendido uso. “La equivocación es parte del proceso”, afirma con total tranquilidad. De ahí que encontremos esa intensidad, esa mezcla de verde, blanco, rosa, azul, rojo, vino tinto…, hasta las paredes blancas se cargan de textura y se convierten en parte del mismo juego. Todo esto llega a su máxima expresión en el baño social, donde el papel de colgadura envuelve completamente el ambiente, incluso el plano del cielorraso. Finalmente, los grandes ventanales y el permanente contacto con la vegetación que ofrece la terraza rematan esta sucesión de elementos presente en el interior. El apartamento se transforma en expresión del espíritu y del modo de vida de sus dueños, un lugar que hace sonreír.