¿Para qué comprar un apartamento nuevo si puede remodelar?
Fotografía: Iván Ortiz. Producción: Diana Tovar. / noviembre 3 - 2017
Remodelación total. En este apartamento ubicado en el norte de Bogotá, el arquitecto Horacio Perry, encargado de la adecuación, solo mantuvo la zona de lavandería para lograr lo que su propietaria y responsable del interiorismo buscaba: un hogar contemporáneo con muchos toques industriales.
Ubicado en un edificio con aproximadamente 25 años, este penthouse presentaba una estructura de ambientes cerrados, rincones oscuros y acabados antiguos, una imagen muy distante a la de hoy en día. “Tuvimos a nuestro primer hijo y necesitábamos más espacio. La mejor manera de conseguirlo era pasándonos a un apartamento usado y remodelarlo. No queríamos uno nuevo para tener que adaptarnos a un esquema predeterminado por alguien más”, explica Stephannie Lacouture, la dueña e interiorista.
Tan pronto la persona ingresa, percibe a la izquierda una imponente escalera con estructura de hierro, barandas de vidrio y pasos de madera. Este elemento escultural es totalmente nuevo, la anterior estaba ubicada en otro punto de la vivienda. Por eso, el arquitecto tuvo que realizar estudios estructurales para determinar dónde romper la placa y conectar de una forma más fluida los dos niveles.
Al caminar por el hall de acceso entre un muro de concreto y otro cubierto con papel tapiz, se llega a la sala, donde un ventanal de generosas proporciones enmarca la vista de Bogotá y un techo con forma de bóveda (parte de la construcción original) cubre el ambiente con decoración de inspiración mid century modern.
Las poltronas y el gran sofá en “L” son diseño de la propietaria, que tiene una firma dedicada al interiorismo. “Parte del mobiliario estaba en mi apartamento anterior, pero como en este contamos con más espacio, tuve que diseñar y conseguir nuevas piezas”.
La chimenea de hierro, remodelada en su totalidad, separa sutilmente la sala del comedor. Este último espacio se presenta como un ambiente contemporáneo compuesto por un comedor de la firma danesa BoConcept, lámparas diseñadas por el británico Tom Dixon y obras de la artista y diseñadora de modas María Adelaida Penagos. Como en toda la zona social, los tapetes tienen un papel principal sobre el piso de madera, ayudan a enmarcar y aportan calidez.
A su vez la cocina semintegrada es un ambiente que rinde tributo a la pulcritud, donde todos los elementos están ocultos y el blanco predomina, en armonía con la encimera de acero y los mesones de quarztone. Aquí el piso deja de ser de madera para evitar que con el tiempo se manche. Finalizan la zona social un baño auxiliar, donde el cobre se impone y un estudio, contiguo a la sala, donde un sofá capitoneado de terciopelo azul articula el espacio. En este ambiente, un escritorio diseñado por la propietaria es utilizado por su esposo cuando trabaja en casa.
En el primer nivel una puerta corredera (ubicada antes de la escalera que conecta con el segundo piso) lleva a la zona privada. Esta área contiene un armario de linos, la habitación de su hijo, un cuarto de juegos (los dos anteriores con su respectivo baño y clóset) y la habitación principal, en la cual destacan su walk in closet de generosas proporciones y el baño, con un pequeño jardín, iluminado por una claraboya, ideal para relajarse.
Luego de tomar las escaleras iluminadas con luz natural por un ventanal y una claraboya, la persona accede a un amplio salón de televisión, donde un sofá robusto, diseñado por la propietaria, invita al descanso. Junto a este y colindante con la terraza se halla el estudio de la dueña de casa, un espacio blanco de corte minimalista. En este nivel está la habitación de huéspedes más un baño.
Tras siete meses de trabajo, tanto arquitecto como diseñadora aprovecharon al máximo el generoso metraje de este penthouse para configurar una vivienda de corte industrial y contemporáneo, que aunque tiene el tono gris, el concreto y el metal como base de su propuesta, irradia calidez de hogar.