Decoración

Interiorismo de diseño urbano

Fotografía: Iván Ortiz Textos: Carlos Vallejo / Producción: Laura Reyes / 
mayo 21 - 2014
Interiorismo de diseño urbano
Este diseño alteró el programa habitual de una vivienda. Varias de las ideas de la propuesta inicial se modificaron durante el proceso constructivo. Una propuesta del arquitecto Santiago Muñoz.

Al ver los planos, al arquitecto Santiago Muñoz se le ocurrieron algunas ideas para la intervención de este apartamento. Y aunque muchas se hicieron realidad, las sorpresas surgidas después de la demolición, que definieron el destino de varios espacios, cambiaron ciertos planes. La flexibilidad para adaptarse a los descubrimientos de la etapa de obra es uno de los principales atributos de este diseño logrado en un apartamento de tres pisos en los cerros de Bogotá que ofrece una magnífica vista de la ciudad. De hecho, dice Muñoz, “los espacios que íbamos descubriendo iban indicando qué hacer”.

“Todo lo tumbamos y lo hicimos de nuevo”, cuenta y describe cómo era el lugar: “Uno llegaba al segundo nivel donde estaban la sala, la cocina y el comedor; en el tercero estaban unas habitaciones separadas por un corredor con un muro”.

Los planos del nuevo diseño conservaban esa distribución, pero después todo cambió en la cabeza del arquitecto pues el nivel superior se reveló como un espacio amplísimo, de gran altura y con unos enormes ventanales que no podía ser desaprovechado. Entonces se convirtió en una gran zona social con sala, comedor, y cocina integrada a esos espacios. El cambio más significativo fue el del techo entejado por una terraza sobre una placa volada y unas funcionales bancas-baranda. “Cuando demolimos, fue evidente la necesidad de cambiar el programa”, concluye.

Esa decisión, claro, obligó a buscar otro lugar para las habitaciones, pero fue un acierto en otro sentido: ubicado en el segundo nivel, el cuarto principal podía conectarse directamente con la enorme zona social, por lo que se cambió su pequeña puerta por una inmensa de metal oxidado, “responsable de que no sea un cuarto de tres por tres sino un espacio que se extiende a la zona social, y desde allí se aprecia la vista”. Abajo se dispuso un estudio que en el futuro podría convertirse en otra habitación o, incluso, en dos.

También se diseñó un baño, y al quitar los listones de madera que había en el techo, quedaron a la vista unos casetones que se dejaron lisos en las circulaciones y unos lisos y otros rústicos en las habitaciones.

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Pero aún había tiempo para una nueva sorpresa: en un lugar del apartamento se descubrió un espacio aprovechable que era invadido por parte de la vegetación seca y los escombros de la montaña que colinda con el edificio. Allí se creó otra zona social dominada por una ventana que muestra la naturaleza y ofrece distintas visuales matizadas por juegos de luz. Para configurarlo se diseñó una circulación, en la que fue fundamental la creación de un baño enchapado en la misma madera de la escalera y es, según dice Muñoz, “una continuidad del lenguaje, como si la madera de las gradas se convirtiera en ese volumen”.

El cambio de esquema era un riesgo: “No es normal estar en la zona social y tener que bajar un piso para ir al baño, ni es normal entrar y subir dos pisos para llegar a la sala, pero no importó –afirma–. Espacialmente fue más importante poner la sala donde quedaba mejor, no tanto por el funcionamiento habitual de las cosas”. Es cierto: al final de un recorrido por el lugar, todo tiene sentido. Interiorismo de diseño urbano.

//revistaaxxis.com.co

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