Un exclusivo apartamento bogotano que combina obras de arte contemporáneo con muebles antiguos
Texto: María Juanita Becerra Producción: Laura Reyes Fotografía: Iván Ortiz / febrero 13 - 2019
En su apartamento, como en su forma de vestir, Gloria Saldarriaga –quien el año pasado lanzó su libro Simple Chic– no sigue modas ni tendencias. Le gusta experimentar, combinar muebles antiguos con obras de arte contemporáneo, artesanías con piezas del diseño internacional. Su objetivo es que todo lo que haga sea original, que no se parezca a nada. De ahí que su casa sea el reflejo de su experiencia de vida y, en especial, de su relación con el arte.
Los colores de los muros de su hogar, en el norte de Bogotá, traen a la memoria imágenes del arquitecto mexicano Luis Barragán. Tal vez aparezcan tonos como el rosado y el amarillo, característicos de su obra, así como de la cultura y el folclor de su país. Aquí, los purpúreos definen la paleta de color; el malva hortensia –que representa la feminidad poderosa–, cubre las paredes y el techo de prácticamente todas las áreas. “El reto no se limita al hecho de poder convivir con un tono así, sino a su propio significado. Con esto no solo me refiero a la psicología del color, sino a la sensación que me produce y los recuerdos que evoca un tono u otro”.
Saldarriaga es consciente de que intenta conjugar opuestos. Por eso, los tonos violáceos contrastan con el amarillo que tiñe uno que otro elemento (paredes, puertas, mesas, etc.), agregándole luminosidad y brillo al conjunto. “Antes no me habría atrevido a jugar con los colores. Sin embargo, hace un par de años empecé a descubrir las cualidades del color. Aprendí, por ejemplo, que arriesgarse a pintar las paredes con tonos divertidos resulta más fácil que intervenir los espacios”.
Esa tensión entre el malva hortensia y el amarillo intenso –con predominio del primero– se disuelve por completo en la habitación, donde la elegancia se viste de gris para hacer de esta un lugar tan apacible como sobrio. Ciertamente, el apartamento se empeña en cuestionar las leyes que rigen el diseño, algo que se plantea mediante la superposición de elementos disímiles: el contraste físico entre lo antiguo y lo nuevo, lo austero y lo sensual, lo femenino y lo masculino hace que ningún ambiente esté exento de carácter.
Inicialmente, este apartamento –adquirido en 2002– disponía de dos habitaciones, pero tiempo después Gloria optó por incorporar una al comedor –para ella, el espacio más importante del hogar–. Tiene una mesa con capacidad para 14 personas, donde no solo se come sino que se comparte. Este es el corazón de la casa, el centro de las relaciones familiares y sociales, incluso un área de trabajo.
La mesa, obra del diseñador bogotano Andrés Aitken, sobresale por sus dimensiones. Se compone de una gran pieza de mármol y una estructura de acero que, aunque presenta una apariencia grácil y ligera, es capaz de soportar con apenas cuatro apoyos el peso de la lámina. Está grabada con la frase “Esto no es arte, es una mesa” a lo largo de la base metálica, como si se tratara de contradecir una repetida interpretación. Así, lo útil y lo bello se enlazan en un todo que reivindica con naturalidad el arte, virtud de la que carece gran parte de este tipo de muebles.
En cuanto al mobiliario, salta a la vista la mezcla de estilos y, en particular, la presencia de piezas antiguas. Para Saldarriaga, la restauración cobra un gran valor en la medida en que reivindica la memoria y se alinea con el pensamiento sostenible. Por eso, gran parte de sus muebles han sido heredados o adquiridos en anticuarios. “En el momento de la compra nunca pienso cuál espacio ocupará. La mayor parte ha llegado a mí por instinto o por gusto”.
El pulso creativo de Saldarriaga se extiende también a los baños. En ellos resalta el estilo vintage de las superficies y los objetos decorativos. Además, la luz roja habla de su lenguaje personal, enérgico y atrevido. Esa experimentación, casi obsesiva, se hace visible en tanto que los espacios dejan de ser simplemente funcionales para convertirse en espacios vivos, con una intensidad creativa extraordinaria.
La estética de este apartamento es atemporal. Evoca diversas tendencias (victoriana, moderna, contemporánea, etc.) por medio del diseño y el arte, presentes en cada detalle. Se destacan obras de artistas latinoamericanos como Óscar Muñoz, Juan Carlos Delgado y Caio Reisewitz; piezas en múltiples formatos, que ponen en relieve asuntos críticos de la sociedad contemporánea. Con todo, para su dueña no hay arte más importante que sus propios floreros, pues son los encargados de adornar cada rincón de su casa.
Me encanta todo lo que hace, su manera de decorar, su forma de vestir, únicos e irrepetibles, con una autenticidad que sorprende, y que solo le luce a ella, bien y que siga cosechando éxitos por ser quien es
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Axxis me sorprende de nuevo. La presentación de este apartamento lo confirma!!