fotografía: Iván ortiz PRODUCCIÓN: DIANA TOVAR Texto: AMIRA ABULTAIF /
enero 11 - 2015
Crédito de las fotos:
Con los cerros orientales de Bogotá como telón de fondo, este apartamento exhibe con contundencia una máxima de la estética contemporánea: menos es más.
Cuando el legendario arquitecto alemán y diseñador Ludwig Mies van der Rohe popularizó la frase “menos es más”, no estaba pensando en piezas de diseño ni estructuras arquitectónicas propiamente dichas, sino en la filosofía de vida que debe guarecer muros adentro.
decoracion-gina-rios-revistaaxxis-4El área del comedor puede integrarse parcial o totalmente a la cocina gracias a las puertas correderas que se mimetizan dentro del entorno blanco de la zona de cocción. Tanto la mesa de roble como las lámparas son diseño de Gina Ríos; las sillas de cuero y acero son de Atelier Casa.
¿Por qué? Porque esa fue una valiosa lección que le dejaron las circunstancias de su vida a mediados del siglo XX: primero, el cierre por parte del régimen nazi de la famosa Escuela Bauhaus que dirigía –hecho que lo instó a emigrar a Estados Unidos antes de que se desatara la Segunda Guerra Mundial– y segundo, la creencia de los estadounidenses de que menos podría, genuinamente, ser más.
decoracion-gina-rios-revistaaxxis-9En el vestíbulo de este apartamento se roba la mirada el cuadro blanco de Johanna Arenas: una composición de papel mantequilla, cortado y doblado a mano. Sobre el piso, un tapete de vino anaranjado troquelado con láser, de Mesas y Sillas.
“Durante la Depresión (de 1929) y la guerra, los americanos aprendieron a vivir con menos, y esa restricción, junto con la confianza en el futuro que surgió en la posguerra, hizo que el hábitat en pequeñas y eficientes casas fuera considerado distinguido y de buen gusto. La austeridad económica fue uno de los catalizadores de esa tendencia”, explica la historiadora arquitectónica Jayne Merkel en una de sus columnas en The New York Times.
La célebre sentencia que signaría el trabajo de Mies van der Rohe significa, explica Merkel, que un espacio tiene más impacto con menor decoración, pero mejor disposición de las piezas. Para él, la elegancia no deriva de la abundancia, sino de la sencillez y la racionalidad. Y aunque los tiempos, las circunstancias y los espacios han cambiado, esas son las características rectoras de este apartamento al norte de Bogotá.
Sus propietarios, una pareja joven con dos hijos, querían un espacio práctico en el que cada integrante de la familia tuviera su área de trabajo y esparcimiento, sin sacrificar un estilo decorativo moderno, funcional y austero. Su apartamento, de 400 metros cuadrados, acoge los principios espaciales de un loft –apertura de áreas, luminosidad, fluidez y ventilación– y las cualidades de la estética moderna del diseño estadounidense, sobre el cual Mies van der Rohe fue decisivo y preponderante.
A lo largo de las tres habitaciones, la sala, el comedor, la cocina, los cinco baños, el estudio, el salón familiar y el vestíbulo –además de las áreas de servicio– se desenvuelve una propuesta decorativa de tonos neutros (beige, blanco, arena y gamas de gris y café), piezas de vidrio, metal o madera, algunas obras de arte figurativas y abstractas seleccionadas con detalle, objetos traslúcidos y toques puntuales de colores fuertes (a través de vegetación, cuadros y esculturas).
“Desde el inicio pensamos en desarrollar un estilo sobrio con elementos modernos, pero guardando una línea muy equilibrada”, dice la diseñadora Gina Ríos, quien asesoró a los dueños de casa en la decoración, el diseño y la fabricación del mobiliario principal.
Aquí sobresalen los elementos esenciales de un ambiente familiar, y eso, como señala la Sociedad Mies van der Rohe del Illinois Institute of Technology, “en una época en la que no hay límites para incurrir en excesos, es una aproximación muy pertinente”.
decoracion-gina-rios-revistaaxxis-5El sofá modular en semi-L, diseño de Gina Ríos y tapizado con un lino de Rafael Catalá, permite demarcar el área social para matizar su apertura hacia el comedor y la cocina. El ladrillo de la pared de la chimenea le aporta calidez al espacio y divide la sala del estudio. Sobre ella cuelga una obra de Juan Fernando Herrán. La lámpara blanca, hecha de fibra de vidrio y resina epóxica, es un diseño del holandés Bertjan Pot, quien quiso que proyectara una luz dramática.