Un apartamento en Bogotá cuyo diseño es una síntesis de la diversidad cultural
Camilo Garavito / mayo 3 - 2023
Este apartamento, a los pies de los cerros orientales en el norte de Bogotá, se ubica en el último piso de un inmueble multifamiliar. “No tiene edificios enfrente, por lo que entra una luz fantástica”, explica Francisca Trujillo, diseñadora de interiores colombiana –establecida hace muchos años en Nueva York y con proyectos alrededor del mundo–, encargada de transformar el interior de este hogar. “Esta amplitud y luminosidad provee un gran trasfondo para los espacios interiores de la vivienda”.
Era la segunda vez que trabajaba con este cliente, “por lo que existía una gran confianza en el criterio y el lenguaje de diseño que se quería implementar”. El espacio cuenta con cuatro habitaciones y la misma cantidad de baños, una zona social compuesta por salón-comedor, cocina independiente y dos estudios. Si bien la reforma inicialmente tenía un alcance específico, durante el proceso se amplió hasta intervenir todos los ambientes. “Al final, solo se mantuvieron los pisos originales”.
Sus habitantes, que han pasado gran parte de sus vidas fuera del país, tienen una amplia colección de muebles y objetos, recuerdos de lugares tan disímiles como Asia o África. Estos se incorporaron a las distintas estancias de la vivienda.
Su presencia definió de manera fundamental el lenguaje del diseño, que terminó siendo una composición ecléctica de elementos con mucho significado para sus dueños. Logrado junto a materiales, colores, texturas y piezas de arte y mobiliario que dialogan entre sí y exaltan su presencia. Todo esto ‒sumado al bagaje internacional de la diseñadora‒, convirtió este apartamento en una pequeña síntesis de la diversidad cultural que puede ofrecer el mundo.
Un voto de confianza para realizar el diseño
“Parece que Francisca quiere hacer la cocina azul, y creo que la voy a dejar”. Esta conversación, que tuvo lugar entre los propietarios del apartamento, expresa el nivel de confianza y tranquilidad que se generó en su relación con la diseñadora. El azul verdoso de este ambiente, una elección arriesgada y contundente, se complementa con las vetas y colores suaves del mármol calacatta para componer un espacio con carácter y personalidad.
El salón y el comedor, divididos sutilmente por la presencia de la chimenea, disfrutan de un gran ventanal que los inunda de luz. En ellos aparecen diversos objetos, arte y mobiliario que conforman un conjunto singular.
Allí, un daybed de diseño francés de mitad del siglo XX se mezcla con la escultura del centro de mesa: una reinterpretación contemporánea del poporo quimbaya. Este de la firma Diamantina & La Perla, que refleja la colombianidad de sus propietarios.
Asimismo, la pared del fondo exhibe una obra original de la diseñadora Francisca Trujillo. Una sucesión de volúmenes en metal flexible, cuyo color naranja contrasta con los tonos neutros de los demás elementos del salón.
“Uno de los dos estudios se pensó como espacio de oficina, y tiene casi el mismo tamaño de la sala. Él es un gran lector, por lo cual este ambiente está lleno de libros, lo que le dio a la biblioteca gran relevancia en el diseño”. Acompañan a esta última como centro del lugar el escritorio, traído desde Nueva York –una pieza vintage de estilo mid-century modern fabricada en madera de arce Burl– y una silla adquirida en la firma Dessvan –el último elemento en aparecer en esta área.
Detalles del diseño de este apartamento
En esta casa el color tiene bastante peso, “prácticamente cada una de las estancias se caracteriza con un tono propio”. La oficina posee una personalidad sobria, resaltada con un verde-gris profundo en paredes y biblioteca. El salón-comedor expone el fuerte naranja de la obra de volúmenes en metal, junto a colores neutros que destacan la luminosidad del espacio.
Por otra parte, cada habitación muestra un carácter diferenciado, ya sea a partir de un cabecero de cama clásico en cuero cámel contrastado con un color gris ébano de fondo, o con otro en terciopelo naranja complementado por un cuadro radicalmente contemporáneo. Pieza elaborado por el pintor alicantino Alexander Grahovsky. El arte es protagonista en las estancias, incluido el hall de acceso. Se exhibe como punto focal una de las primeras obras del artista bogotano Santiago Parra.
A modo de oasis, en medio de esta sucesión de colores e identidades, surge el baño principal, que ampliaron hacia un patio interior existente para crear una zona más generosa de baño y un walk in closet. Sus tonos grises y neutros se plantean como un lugar de relajación y tranquilidad para disfrutar de una claraboya que lo inunda de luz natural y que da como resultado un espacio de desconexión en medio de este colorido y vivaz hogar.
Cinco puntos a destacar
1. A partir de una relación de confianza y credibilidad, la diseñadora logró desarrollar de manera libre el proyecto para sus clientes.
2. Objetos y obras de arte, recuerdos de vida y viajes llenan los espacios de carácter y significado.
3. La gran cantidad de luz natural que entra a los ambientes ensalza la calidez del diseño.
4. El color es utilizado para dar un carácter a cada una de las estancias.
5. El proyecto se inició como una renovación puntual para luego expandirse a todos los espacios.
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