Mucho se ha dicho sobre el florecimiento productivo que vivieron los diseñadores durante el confinamiento obligatorio que trajo la pandemia en 2020. El caso del arquitecto y director creativo de Ochoinfinito, Carlos Garzón, no fue la excepción.

Como buen bogotano, siempre ha buscado estar lo más cerca posible de los icónicos cerros orientales. Tenerlos en frente, pero no poder palparlos como lo hacía habitualmente lo llevó a iniciar un recorrido imaginario de esa flora y fauna que, de pronto, se volvió inaccesible. Garzón comenzó a tomar fotografías y bocetar de forma abstracta en su cuaderno de dibujo lo que para él representaba estar tan cerca y, a la vez, tan lejos de los cerros. Así inmortalizó la flor del sauco, el diente de león, la bruma fría y los pájaros migratorios, entre otros. “Quería traer esa vegetación al interior de la casa. Encerrados durante tanto tiempo, sentíamos ansias por la luz natural y, sobre todo, por la naturaleza”, cuenta al describir el proceso creativo de la nueva colección de la marca, Bosques de Niebla.

Mobiliario, platos, cojines, manteles, telas estampadas e impresiones gráficas decorativas forman parte de esta nueva línea, en la que “hice un análisis de las policromías de la ciudad. Los colores a las diferentes horas del día, desde los amaneceres a las 4:30 a. m. hasta los atardeceres”. Esta propuesta de objetos utilitarios de uso diario y de colección que presenta la marca Ochoinfinito, caracterizada por crear únicamente ocho piezas de cada diseño que lanza, es un homenaje personal al recuerdo de una Bogotá pasada. ■