Cogito ergo sum. Pienso luego existo. Ese es el principio del racionalismo occidental planteado por René Descartes, el francés con una fe ciega en la razón a la hora de conocer y quien hizo de su propia certeza de estar pensando una verdad que no estaba en duda. Su conocimiento era inmediato, a diferencia del de Aristóteles, para quien la mediación de los sentidos era el primer paso para arribar al entendimiento.
Ver, escuchar, oler, tocar, saborear, recordar e imaginar eran, para el griego, la puerta de entrada a un universo de abstracciones e ideas inseparables del cuerpo que las convocaba, como lo eran las emociones. Y es a eso a lo que apela Josefina Santos, cuya ruta escogida para conocer el mundo es una delgada línea roja: la que separa el diseño del arte.
En esa frontera deambula esta bogotana radicada en Nueva York desde el 2008 y quien trabaja en Ralph Applebaum Associates (RAA), una empresa especializada en la planeación, conceptualización, diseño, gestión y ejecución de proyectos relacionados con exhibiciones museográficas, centros de visitantes, exposiciones feriales y proyectos educativos. Su función cambia conforme a cada proyecto –diseño básico, dirección creativa, dirección de arte, entre otros– pero en todos subyace su interés por crear una experiencia conmovedora para sus receptores que estimule las facultades sensoriales de cada uno, a partir del sentido que más la atrae y la inspira: la visión.
“Lo especial y lo difícil de trabajar en la creación de experiencias es tratar de cambiar un poco la percepción de la gente y abrir sus posibilidades de conocer y reconocerse en aquello que experimenta”, asegura Santos, una convencida de que las verdaderas obras son las que se construyen en la interacción del emisor y el receptor. Ese proceso, además de exigir compromiso, permite elevar el nivel de conciencia de quien vive sus proyectos, y eso resulta esencial en un mundo vertiginoso. De hecho, ella misma lo vivió a lo largo de su carrera de Diseño de Comunicaciones en Parsons New School for Design, del cual se graduó en 2012.
El diseño gráfico fue la primera ventana por la que se asomó al vecindario de colores, formas, tipografías, composiciones y teorías del diseño. Pero a medida que fue avanzando en su formación, Santos descubrió en la animación, el video, las instalaciones, el diseño digital y la fotografía, tácticas y estrategias para potenciar ese universo multisensorial, teniendo a la imagen como protagonista.
Y ese despertar culminó con Awake, su tesis de grado: la puesta en escena de un cubo iluminado con tonalidades y grados cambiantes que le permitían al visitante transformar su percepción, a través de su juego con la luz, el color y el espacio. Este proyecto, inspirado en la obra de los célebres James Turrell y Robert Irwin –dos artistas estadounidenses del movimiento Light & Space– llamó la atención de la firma neoyorquina RAA, donde la colombiana ha explorado el fenómeno de crear experiencias gracias a trabajos como el de Lego House, IBM:100 THINK y el Museo Judío de Rusia.
AWAKE-SENIOR THESIS from Josefina Santos on Vimeo.
En el primero, su favorito, participa en la creación de las experiencias que serán vividas en la Casa Lego, un espacio de 7.600 metros cuadrados en Billund, Dinamarca –diseñado por el arquitecto Bjarke Ingels–, en el que los visitantes podrán desarrollar distintas actividades y programas que den cuenta de la historia, el legado y los valores de la icónica firma danesa. El segundo se trató de una exposición itinerante para conmemorar los 100 años del gigante de las tecnologías y su búsqueda de soluciones para el futuro, la cual se presentó en el Centro de Artes Escénicas del Lincoln Center de Nueva York y el Pabellón de Innovaciones Epcot Center en Orlando. El tercero, ubicado en Moscú, es el primer museo interactivo de Rusia y en él se narra la historia de los judíos rusos y su cultura.
Como independiente, Santos diseñó el interior y la imagen de Object_ify 139, una galería-boutique de arte y diseño en el Lower East Side de la Gran Manzana, cuyo objetivo es desplegar el trabajo previamente curado que realizan jóvenes artistas en diversos formatos, además de generar lazos entre ellos y la gente de su comunidad circundante. También desarrolló el diseño de luces y del escenario de Thousand Plateaus, una obra de danza experimental de la compañía Danaka Dance en la que los espectadores estaban sentados sobre la tarima y los bailarines ejecutaban sus movimientos a su alrededor, en medio de proyecciones de video con imágenes de danza y arte visual.
En ambos proyectos la carga emotiva para esta diseñadora es alta, pues Object-ify 139 es un espacio del que ella anhela ser parte y Thousand Plateaus fue toda una provocación que logró conectarla con su pasado como bailarina de ballet. La emocionalidad a flor de piel, y “cuando algo se hace con honestidad y emoción es memorable, y solo memorable tiene un verdadero significado y efecto”, dice esta mujer que busca entablar conexiones.
Conexión. En su nombre actúan con gran eficacia las sensaciones y las emociones como detonantes de otro reino de conocimiento. Y en aras de ser justos y sobre todo, certeros, no solamente es necesario pensar para ser, también, y quizás más aún, sentir. A esa lógica se pliega el diseño de experiencias, “el cual abre las fronteras de múltiples sentidos y otros atributos reales que suelen ser ignorados”, según lo expone para la revista Faz Nathan Shedroff, uno de los investigadores pioneros y más influyentes de esta rama del diseño. No en vano, como agrega el presidente del MBA en Diseño de Estrategia en el California College of Arts, “las emociones están en camino a la innovación significativa”.