EL TEJIDO SE HACE METAL
Texto: María Alexandra Cabrera. Fotografías: Mónica Barreneche / mayo 28 - 2014
Los textiles han fascinado a Claudia Hakim desde que tiene memoria. Aunque viene de una familia de médicos descubrió una pasión profunda por los tejidos y los tapices que la condujo a estudiar diseño textil en la Universidad de los Andes.
Sus primeros trabajos fueron textiles artísticos, grandes estructuras en tela o tapiz que pronto empezó a intervenir con pinturas y yeso para asegurar su permanencia en el tiempo. “La idea era que el material no se decolorara ni se apelmazara, gracias a eso me vinculé a la cerámica y luego a la escultura –cuenta –. Mi intención era hacer escultura textil”.
Viajó a Oxford, Inglaterra, para estudiar cerámica y un año después regresó al país para trabajar la escultura de figuras humanas en arcilla desde un apartamento que utilizaba como estudio. Sin embargo, la escultura textil aún no aparecía en su trabajo, hasta que ocurrió un repentino cambio: “Un día me llamaron para decirme que iban a cerrar el espacio donde estaba trabajando. Así que encontré un nuevo taller en la zona industrial de Bogotá, un lugar donde todo lo que se mueve es metal”. Gracias a su eficaz ojo de artista descubrió la posibilidad escultórica que le ofrecían piezas automotrices como aros, rines, tornillos y amortiguadores, materiales que han marcado su obra durante los últimos trece años. “Cuando veo esas piezas y entiendo que puedo tejerlas, que al cortar los aros puedo hacer cadenas, volúmenes y tejidos, la fibra textil y maleable que venía manejando quedó a un lado para abrirle paso al metal”.
Pieles y esculturas
Claudia Hakim recibe regularmente decenas de canecas con materiales que la industria automotriz desecha y que ella acoge como prometedores materiales de sus piezas escultóricas. Así sucedió en 2009 con 8.900 resortes de motos que llegaron con fallas del extranjero. Claudia pidió que se los cedieran para realizar en 100 módulos columnas compuestas por miles de aros que evocan las formas de los corales en una exposición que tituló Arte de ArmArte.
Sus figuras, que surgen de un proceso similar al tejido de urdimbre y trama que se emplea en un telar, aparecen en su cabeza antes de empezar a manipular el material. “La inspiración es simplemente el tejer, el entrelazar, el unir. Nada viene solo, todo es una modulación de muchas piezas”.
Con un asesor técnico, un soldador y un armador, Claudia crea figuras de esencia geométrica que adoptan formas circulares y orgánicas. Así llegó a un trabajo que llama Pieles –estructuras que asemejan la textura de la piel de los reptiles –, y que le ha permitido crear, teniendo como base una malla metálica, pesadas culebras que invitan a que el espectador explore, a través del tacto, su misterio. “Una malla puede ser una tela, así que empecé a meter tuerca y tornillo como si estuviera haciendo punto de cruz y se creó este tejido que es muy rígido pero también que evoca la piel de las culebras”.
Hakim no para de crear. Con la idea de darle una característica funcional a su obra, ahora trabaja con resortes y largos tornillos con los que está concibiendo mesas auxiliares y lámparas cargadas de texturas y movimientos. “Un artista vuela y vuela… Si fuera por mí, viviría en mi taller, pero hay que tener un polo a tierra para poder parar”, confiesa. Sin embargo, no parece fácil lograrlo. Debe preparar una exposición para el próximo año que abordará el tema de los ríos y definir los proyectos que se presentarán próximamente en NC-arte, su galería. Miles de tornillos, tuercas, aros y embragues también la están esperando.