Estructuras Enmarañadas
FOTOGRAFÍA: CARLOS TOBÓN TEXTO: MARÍA ALEXANDRA CABRERA / mayo 24 - 2014
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Ricardo Cárdenas nunca ha encontrado una respuesta que le revele por qué estudió Ingeniería Civil. Se ha formulado la pregunta en varias ocasiones y la conclusión termina siendo la misma: le atrajo el tema de las estructuras, la composición de fuerzas, la estabilidad, el desafío de los materiales. “Cuando salí del colegio no estaba muy seguro de qué carrera escoger porque me gustaban muchas cosas, pero el arte siempre estuvo presente y fue tomando cada vez más importancia”, asegura el artista.
Cuando terminó la carrera tenía claro que no ejercería su profesión. Entonces decidió viajar a Estados Unidos para laborar durante año y medio en una compañía de efectos especiales en la que aprendió a trabajar con distintos materiales. “Quedé muy enganchado con el proceso de hacer objetos, luego hice un posgrado que tenía una relación muy profunda con los materiales y empecé a dedicarme más al arte”.
La experiencia con los materiales le permitió acercarse a la escultura, una práctica que no ha abandonado hace 15 años y en la que han sido protagonistas materiales como el aluminio, el acero inoxidable, el bronce y más recientemente la manguera plástica, la cual lo condujo a desarrollar un tipo de bosquejo en tres dimensiones que le aporta algo de espontaneidad a la obra.
Su trabajo ha girado en torno a dos temas principales: el circo y la naturaleza. El primero, influenciado por las propuestas de Miró y Calder, lo exploró desde el divertimento, el color y el movimiento. “Fue una época muy divertida que me permitió investigar mucho y concentrarme en la etapa de la construcción, del cómo hacer”.
En el segundo lleva trabajando casi nueve años y ha estado marcado por esa profunda conexión que tiene con ciertas formas de la naturaleza: los nidos, los manglares, los bosques y los matorrales. “El nido es fabricado con elementos de la naturaleza, pero los manglares, los bosques y los matorrales hacen parte de ella. Me encantan porque son elementos muy estables –confiesa Cárdenas–. Los nidos tienen balance, estabilidad, una fuerza especial. A los manglares los miro desde la abstracción, me encantan esas tramas y esos velos que se van formando con enredos y las profundidades que alcanzan”.
Cárdenas, seguidor del trabajo de Anish Kapoor, Richard Serra y Cai Guo-Qiang, asegura que para crear una obra primero observa, luego deja fluir las ideas y trata de escoger la mejor. Después entra en un concienzudo proceso de dibujar, de pensar el material de cada obra, de convertir, finalmente, esas líneas geométricas y abstractas en una escultura.
En sus palabras
“Me preocupa la estabilidad de la obra en el tiempo. Trato de que el tiempo y la luz no la afecten. El espacio también resulta muy importante, cuando realizo una obra por comisión es necesario que exista un diálogo con él. Cuando no es así, la propia obra va buscando su lugar. No me interesa una obra agresiva que irrumpa en el espacio”.
“Cada material tiene su encanto y sus dificultades, las obras mismas van pidiendo el material con que se deben hacer. Sin embargo, encuentro mucha calidez y flexibilidad en el aluminio, uno de los materiales que más trabajo”.
“Soy muy respetuoso de la reacción de cada espectador, no quiero encasillarlo y jamás realizo una obra buscando una determinada respuesta. Lo que sí pretendo es que el espectador pueda pensar o sentir algo cuando participa del espacio de la obra”.
“Las esculturas públicas en Colombia tienen un buen comienzo y un mal final, es triste ver cómo están las obras del maestro Negret, nadie les hace seguimiento. Creo que son las organizaciones privadas las que han abierto el espacio para que las obras permanezcan como deben ser, cuando se dan esos espacios uno ve cómo la gente se sensibiliza con las obras. Aquí nos falta entender que el arte público nos podría hacer la vida mucho más amable”.