Oficinas de Indupalma
/ mayo 26 - 2014

Al usar una estructura de guadua y maderas procedentes de bosques de reforestación, la obra generó el menor impacto en la naturaleza. Para integrarla al entorno de las extensas plantaciones de palma de aceite, los techos fueron recubiertos con una capa de pasto vivo que funciona como aislante térmico natural y mantiene fresca la temperatura del interior, reduciendo el consumo de energía.
El piso es de piedra pizarra de Pacho (Cundinamarca), un material ecológico pues su extracción es artesanal y su tratamiento no implica combustibles. Por ser roca sedimentaria, tiene además un encanto estético al dejar a la vista figuras fósiles. En el interior de la obra se construyeron estanques de agua que albergan nenúfares y peces nativos. En este proyecto, concluye Simón Vélez, “la arquitectura verde no es una metáfora, sino algo real”.