Tecnología en la arquitectura caribeña
Ramón Nivia. / diciembre 9 - 2015

“El clima en Barranquilla es demasiado caliente y la idea era crear un apartamento que emanara frescura, amplitud, y que no se sintiera recargado. Por eso predomina el blanco contrastado con el flor morado mallado”, explica el responsable del proyecto, el arquitecto Miguel Ángel Cure.
Otro punto a destacar es el trabajo de iluminación realizado en el cielorraso, en especial en el comedor, el primer espacio que los visitantes detectan al pasar la puerta de ingreso. Allí, nichos de forma rectangular tienen ojos de buey cada 30 centímetros para generar una iluminación dramática. “Solo hicimos este juego en el cielorraso del comedor para no recargar la zona social y para generar impacto al entrar al apartamento. Ese tipo de nicho lo planteo en casi todos mis proyectos”, afirma.
Y para integrar la cocina al área social, el arquitecto empleó un sistema chileno de rieles para que la puerta corredera se recoja sutilmente en uno de los extremos. En esta área, totalmente dotada con electrodomésticos de Casa Magna, el arquitecto mezcló luces cálidas y frías, “la primera es para generar un ambiente cálido y la segunda por ser necesaria para el trabajo”. Por otra parte, “la cocina fue pensada para que fuera otra parte social de la casa, por eso comparte el concepto de ligeraza de todo el apartamento”.
Para el baño, el arquitecto no usó el mármol del piso de la zona social sino porcelanato que imita la madera. Allí, por medio de un juego de luces, logra que el espejo se vea flotado. “Un apartamento bien iluminado cambia radicalmente”. Con esto, logra generar una sensación totalmente distinta al resto del apartamento.
“Siempre buscamos crear ambientes que generen tranquilidad, lograr una arquitectura que relaje y que las personas sientan placer al estar en su hogar”, en conclusión, una arquitectura para vivir. Tecnología para la arquitectura caribeña