Una casa en concreto que convierte el hogar en un espacio de calma
Linka News / agosto 7 - 2025

Al pie de una colina, en un tejido urbano consolidado bordeado por una línea de tranvía, un pequeño espacio vacío permaneció sin urbanizar durante muchos años. Se encuentra en el distrito de Troja de Praga, República Checa, un hermoso y diverso barrio residencial con casas de diversas épocas, incluyendo casas unifamiliares contemporáneas que han sido galardonadas.

Lo que comenzó como un encargo bastante tradicional en cuanto a número y tamaño de las habitaciones se complementó con una visión clara e inflexible sobre la materialidad de la estructura de esta casa. El hormigón no surgió de la negociación, fue un requisito firme e innegociable del cliente, tanto para el exterior como para el interior. Esto abrió la puerta a explorar a fondo las propiedades únicas y el potencial del hormigón en términos de masa, textura y color.

El resultado no es solo una vivienda escultural, sino una composición espacial meditada y funcional con una distribución lógica de las estancias. La principal desventaja del terreno —su proximidad inmediata a una línea de tranvía— impidió abrir las zonas de estar hacia el sureste y la entrada.

Esto impulsó a la firma encargada de la obra, Stempel & Tesar architekti, a blindar la casa por ese lado, protegiéndola del ruido de la transitada vía. Gracias a los muros extendidos, tanto las habitaciones como la sala de estar del jardín se convierten en un oasis de paz y privacidad.

La intención de separar visualmente la planta baja de la planta alta se ve subrayada por dos tonos y texturas de hormigón distintos. La base, hecha de hormigón encofrado y pigmento, es oscura y táctil, mientras que la planta alta es clara y lisa. La planta baja se integra con el jardín; sus muros se integran a la perfección con las estructuras de contención de la ladera, mientras que el volumen superior, casi blanco, se funde con el cielo.

El diseño y materialidad de la obra

El uso de hormigón visto tanto para el exterior como para el interior requirió una construcción de muro sándwich para cumplir con los requisitos de aislamiento térmico. En este proyecto el hormigonado se realizó en dos etapas: primero, se hormigonaron los muros interiores de carga de hormigón visto, luego se aisló y, finalmente, se vertió una capa de revestimiento exterior más delgada, conocida como «monierka». El vertido de este material también tuvo en cuenta las juntas de conexión empotradas para los marcos de las ventanas.

Gracias a la excelente inercia térmica del hormigón y a las zonas acristaladas sombreadas creadas por las estructuras salientes, la casa mantiene un clima interior confortable tanto en verano como en invierno. Además, la calefacción por el suelo funciona con una bomba de calor.

El interior está estructurado con muebles empotrados a medida de chapa de abedul, que separan las estancias. La chapa de color claro armoniza con la textura del hormigón: en ambos materiales, cada pequeña imperfección y patrón natural convierte cada metro cuadrado en una pieza única.