Ambientes intermedios: el secreto del diseño para lograr oficinas más productivas
Camilo Garavito / marzo 21 - 2025

Los espacios no programados, también llamados intermedios, son áreas dentro de las oficinas que no tienen una función predeterminada. A diferencia de las salas de reuniones, los escritorios individuales o las oficinas privadas, están diseñados para ser flexibles y permitir distintos usos, según las necesidades del momento.

Pueden incluir zonas de descanso con sofás y sillones, rincones tranquilos para concentrarse, terrazas al aire libre para relajarse, así como ambientes abiertos donde las personas pueden reunirse en forma espontánea para compartir ideas o, simplemente, desconectarse por un instante.

En los últimos años, estos espacios han cobrado gran importancia en los entornos corporativos. Antes, la oficina se entendía como un lugar de trabajo con zonas delimitadas para cada actividad, pero la llegada de los modelos híbridos cambió esa perspectiva.
Diseñar espacios en las oficinas para la creatividad
Ahora, muchas empresas entienden que la oficina no es solo para cumplir tareas, sino también para que las personas puedan interactuar, fortalecer la cultura organizacional y sentirse parte de una comunidad. En este sentido, las áreas no programadas cumplen un papel crucial, ya que permiten que estas interacciones ocurran de manera natural y sin necesidad de estructurar reuniones formales.

Uno de los motivos por los que estos espacios han ganado protagonismo es porque la motivación principal para que los empleados asistan a la oficina ya no es simplemente realizar su trabajo —que muchas veces pueden hacer desde casa—, sino la posibilidad de socializar, colaborar y compartir experiencias con sus compañeros.
Esto es especialmente cierto para las nuevas generaciones, que valoran mucho la vivencia laboral y el bienestar que ofrece la oficina. Un diseño que favorezca estos encuentros informales y estimule la creatividad se ha convertido en una ventaja competitiva a la hora de atraer talento.
Un mejor ambiente laboral
Se dice que las mejores ideas nacen de conversaciones informales, no en reuniones programadas. Cuando los empleados tienen la posibilidad de hablar cómodamente en un escenario relajado, es mucho más probable que surjan propuestas innovadoras y soluciones a problemas complejos; además, los espacios no programados pueden fomentar la colaboración entre distintos departamentos de la empresa.

En muchas ocasiones, los equipos de diferentes áreas no interactúan con frecuencia, pero al encontrarse en dichos ambientes intermedios pueden compartir conocimientos y puntos de vista que aportan valor a la organización. Esta dinámica no solo mejora la innovación, sino que también contribuye a que haya un mejor ambiente laboral.

Otro aspecto clave es el bienestar. Disponer de espacios agradables en la oficina ayuda a reducir el estrés y a mejorar el estado de ánimo. Ambientes iluminados y ventilados naturalmente, que permitan tomar un respiro, pueden hacer una gran diferencia en la productividad y la satisfacción de los trabajadores. Un diseño bien pensado permite que estos lugares sirvan para una pausa corta, un momento de concentración profunda o incluso una reunión casual, libre de presiones.
La flexibilidad es otro beneficio fundamental. Las necesidades de las empresas cambian y los espacios no programados permiten adaptar la oficina rápidamente. Un área que un día se usa como zona de descanso al día siguiente puede convertirse en un lugar de trabajo en equipo o en un rincón para una lluvia de ideas. Esta adaptabilidad es clave en un mundo donde las formas de trabajo mutan constantemente y la rigidez del diseño tradicional ya no responde a las demandas actuales.

Al diseñar estos espacios, es muy importante ofrecer variedad: algunos pueden ser abiertos y sociales, mientras que otros deben ser tranquilos, sobre todo para quienes necesiten concentración. Lo ideal es combinar diferentes opciones, con el propósito de que cada funcionario encuentre el ambiente que mejor se adapte a sus necesidades en cada momento.
El mobiliario también es un aspecto clave: debe ser cómodo, ergonómico y visualmente atractivo. Sillones y sofás cómodos invitan a la relajación, mientras que mesas altas o espacios tipo café pueden fomentar interacciones dinámicas.
Además, el control del ruido y la privacidad visual son fundamentales para que estos lugares sean funcionales. Incorporar elementos como alfombras, paneles divisorios, cortinas o plantas puede ayudar a delimitar las zonas, sin necesidad de cerrarlas completamente, además de que le aportan calidez al área.

La tecnología es un factor esencial. Un espacio no programado pierde utilidad si no cuenta con acceso fácil a enchufes, buena conexión wifi y, en algunos casos, pantallas o pizarras para que las personas puedan tomar notas o trabajar en grupo. La facilidad de uso de estos es clave para que los empleados los puedan aprovechar de la mejor manera.
Los espacios no programados se han convertido en parte primordial de los entornos laborales modernos. A medida que las compañías evolucionan, invertir en áreas flexibles y diseñadas para el bienestar de los empleados será clave para mejorar la productividad, la creatividad y la satisfacción en el trabajo. Diseñarlos con intención y estrategia es una gran oportunidad para transformar las oficinas en lugares inspiradores, que sirvan de soporte a las dinámicas de cada empresa.