Un apartamento lleno de arte: un comedor flotante y un baño con 2.500 luces LED
Natalia Pedraza Salamanca, periodista de AXXIS / octubre 21 - 2025

Un apartamento de 245 metros cuadrados se convierte en un escenario que trasciende los límites del diseño interior. El proyecto, A Kind of Magic —nombre inspirado en una canción— es una pieza de arte habitable que desafía lo convencional. Bajo la dirección creativa del arquitecto y artista Luis Enrique ‘Kike’ Bonilla H. Esta obra se erige como una fusión de arte, arquitectura y tecnología, donde cada elemento fue concebido con precisión, sensibilidad y una intención poética.

“Normalmente nombro mis obras con títulos de canciones —explica Bonilla—, y en este caso, A Kind of Magic no es solo una referencia musical. Es la magia de hacer parecer sencillo un proyecto tan complejo, de convertir lo imposible en liviano. Porque hay ideas que pesan, pero solo las mejores logran flotar”.

El proceso tomó dos años de diseño y seis meses de ejecución, liderado por la firma En Construcción SAS, con el mobiliario arquitectónico a cargo de Florense Colombia. Pero más que una obra física, A Kind of Magic es una afirmación estética y emocional.
La filosofía que transforma el apartamento
El punto de partida para esta obra fue que cliente era coleccionista, amante del arte y del diseño, cuya sensibilidad estética exigía un equilibrio entre lo contemporáneo y lo clásico. El resultado es un lenguaje visual donde lo artesanal y lo tecnológico conviven con armonía.

“El reto fue entrelazar los detalles clásicos con una lectura contemporánea. No se trata de seguir tendencias, sino de crear una estética atemporal que emocione”, explica el arquitecto. La materialidad fue clave. Se usaron maderas y metales trabajados con técnicas artesanales como el Yakisugi (carbonización controlada de la madera) y el Decapé francés, que aportan textura, profundidad y una pátina de tiempo. “La madera, cuando se quema o se decapa, revela su historia. Es un proceso casi ritual, que respeta su esencia”, afirma Bonilla.

Además, cada rincón de este apartamento parte de una idea central: el arte de los objetos cotidianos. Aquí, por ejemplo, una puerta se convierte en una pieza única y auténtica, una obra de arte mimetizándose en un proyecto arquitectónico. Bonilla trabaja con una mirada artística que resignifica lo doméstico, transformando los espacios en experiencias.
Uno de los elementos más destacados es el piso de madera estructurada Memory Golden, suministrado por Albornoz. A diferencia de otros acabados, esta referencia prescinde del lacado tradicional y utiliza un tratamiento aceitado que resalta la textura natural de la madera. “El bisel no lo realiza una máquina, sino un artesano que también cepilla cada tabla para darle un carácter más rústico y un sutil efecto ondulado”, comenta Marcelo Albornoz, director de la compañía.
El comedor flotante: innovación y técnica
El comedor de ocho puestos, suspendido en el aire, es la pieza emblemática del proyecto. Fabricado en roble francés, con un diámetro de dos metros y un peso total de 500 kg, esta estructura flotante —calculada por el ingeniero Harold Taylor— se convierte en el símbolo físico de la magia que inspira al proyecto.

“Fue uno de los mayores retos de ejecución. No queríamos un comedor fijo, sino uno que diera la sensación de levitar, con un elemento giratorio central que además aportara funcionalidad”, detalla Bonilla. La pieza, más allá de su proeza estructural, sintetiza la filosofía del proyecto: unir arte, diseño e ingeniería en un solo gesto.

Otro de los espacios más experimentales es el baño social, donde una piedra natural translúcida se convierte en protagonista. Iluminada por 2.500 diodos LED, esta superficie cambia según la intensidad de la luz. Detrás de su apariencia etérea se esconde una compleja solución técnica: un sistema corredizo que permite acceder al mantenimiento sin alterar el diseño.

Este tipo de decisiones, que unen funcionalidad y poesía visual, son la esencia de A Kind of Magic. Cada material tiene una voz. Nuestro trabajo fue escucharlo y permitir que hablara con la luz”, dice Bonilla.

Diseño, sostenibilidad y tecnología
El proyecto se integra además con criterios de sostenibilidad y certificación EDGE, apostando por materiales reciclados y de bajo impacto ambiental. Se emplearon maderas certificadas, piedras sinterizadas con neutralidad en carbono y procesos que reducen la huella química.

La tecnología también cumple un rol esencial: sistemas de domótica e iluminación inteligente permiten crear atmósferas dinámicas, mientras los vidrios inteligentes eliminan la necesidad de cortinas, modulando la luz y la privacidad de manera fluida.

El resultado es un hogar que flota entre la materia y la emoción. Cada textura, reflejo y forma aportan y construyen la narrativa del espacio. La magia del diseño está en equilibrar lo invisible y lo tangible. Que una idea pese lo suficiente para ser sólida, pero sea lo bastante liviana para flotar. Esa es la esencia de este proyecto: convertir lo imposible en natural.