Este apartamento en Cartagena es un verdadero refugio en el Caribe

Tras ser remodelado, este apartamento en Cartagena pasó de ser un espacio compartimentado a uno tipo loft, donde todas las áreas se comunican –aunque la habitación puede independizarse– para una vida dinámica y activa.

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El apartamento es, en esencia, un refugio, un lugar tranquilo e inspirador”. Así describe el espíritu de este espacio su diseñadora, la arquitecta Jimena Londoño, quien con su firma Jotaele Arquitectura estuvo a cargo de la concepción del proyecto. Su cliente, una persona joven, deportista, activa y dinámica, pasa un par de meses al año en Cartagena de Indias, y quería un hogar para concentrarse, descansar, recuperarse y absorber la energía que provee la Ciudad Heroica.

Fotografía: ©Monica-Barreneche

El apartamento original, con una distribución tradicional, compartimentada y fragmentada, albergaba dos habitaciones, salón comedor y cocina en sus algo más de 80 metros cuadrados. La intervención consistió en eliminar todas las particiones innecesarias para generar una propuesta continua e integrada, tipo loft.

Con este ejercicio, la habitación principal adquirió un carácter protagonista. “El apartamento hoy es un gran cuarto que disfruta la calidez del Caribe”, explica la arquitecta. El diseño juega con la versatilidad del espacio y establece límites graduables a la privacidad. “La alcoba puede estar totalmente integrada o, si quieres hacer una siesta, puedes cerrar las cortinas. En caso de necesitar privacidad completa, puedes cerrar los paneles de madera, que se guardan detrás de la pared del baño”.

Fotografía: ©Monica-Barreneche

Puesto que su cliente no reside permanentemente en el apartamento, la arquitecta optó por plantear una paleta de materiales prácticos, de fácil mantenimiento y limpieza, siempre con tonos y texturas cálidas, relajadas y acogedoras. El piso, de PVC tipo madera clara, se extiende por todas las áreas –menos el baño– para generar una sensación de frescura, sin exigir demasiada atención.

Fotografía: ©Monica-Barreneche.

 

A partir del uso de textiles crudos y colores como tabaco claro, beige y taupé –todos en la gama cromática de la arena–, el espacio adquiere un ambiente amable y relajado. El mobiliario es liviano y la decoración se dispone a partir de pocos elementos, minuciosamente escogidos: “El apartamento no está lleno de objetos, por el contrario, es una propuesta depurada”.

El sofá de mampostería, en el área social –diseño de Folies–, se dispone en forma de “L”. Su espaldar levita sobre el suelo y refuerza la sensación de ligereza percibida en todo el mobiliario. Junto a este, el Bar Antonio –en una edición playera– y el espejo Mira, ambos diseños de la misma firma, conforman la zona de acceso.

Conozca la remodelación de esta casa en Mesa de Yeguas. 

La cocina se abre por completo. El mesón de mármol volakas contrasta con un gran panel de madera de flor morado y con los gabinetes de poliuretano verde suave. “Me encanta el verde, un color tranquilo, neutro; no es empalagoso y combina con facilidad”. Dos butacas ligeras de la firma Diamantina y La Perla dan frente al mesón y permiten sacarle el mayor provecho.

El salón gira en torno al sofá de mampostería y a la mesa de centro Loop, también de Folies. Las telas de la compañía Sunbrella conforman la base del mueble, mientras que el tapete, los cojines y los accesorios, proveídos por Casa Chiqui, expresan sus fibras y texturas al natural. Los remos que adornan la pared de fondo fueron recogidos por pescadores locales: elementos descartados y en desuso, que vinieron a este hogar a ser exaltados y a consolidar un aire autóctono y local.

Fotografía: ©Monica-Barreneche

La habitación principal, integrada completamente con el salón, se convierte en el corazón del proyecto. El espaldar de la cama, que esconde en su interior el armario principal, está construido a partir de listones de madecor claro, referencia lino. Su color y textura se asemejan al de una tela para reforzar el carácter fresco y natural del ambiente. Un balay de Artesanías de Colombia corona el lugar.

Unido íntimamente con la habitación está el baño. “Queríamos que fuera protagonista, y poder sentir y ver el reflejo del mar desde la ducha”. Por esto evitaron las particiones sólidas y utilizaron mamparas de vidrio y objetos sueltos, estratégicamente ubicados para distribuir las funciones del área. El bar Hasper, de Folies, fue reinterpretado para conformar el mueble del lavamanos, y complementado con un espejo circular suelto ofrece cierto nivel de independencia frente a la alcoba.

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En este apartamento el aire fluye sin restricciones. Es un espacio íntimo, fresco y acogedor, que juega con graduaciones diferentes en la privacidad de los ambientes, mientras se embebe en el espíritu y el sentir del Caribe colombiano.

Fotografía: ©Monica-Barreneche

 

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