La arquitectura tiene el poder de influir en cómo nos sentimos, cómo nos sanamos y cómo habitamos nuestras emociones. En el ámbito de la salud, esta premisa cobra aún más fuerza. Lejos de los entornos clínicos fríos y despersonalizados, una nueva generación de centros médicos está apostando por espacios diseñados desde la empatía, la calidez y la conexión con la naturaleza.

En este recorrido presentamos tres proyectos ejemplares que priorizan tanto el bienestar físico como el emocional de sus pacientes, recordándonos que la sanación también comienza en el espacio que habitamos.

1. Una experiencia relajante para los visitantes

El centro médico, diseñado por los arquitectos Vermilion Zhou Design Group, contempla una amplia oferta de servicios. Comprende un centro de medicina preventiva y manejo de enfermedades crónicas, un centro de estética médica y antienvejecimiento, un centro de inmunoterapia con células madre, un centro de bienestar y salud de la mujer.

El diseño arquitectónico se desarrolla alrededor de un patio amplio central en el que se levanta un gran edificio de tres pisos, inspirado en la arquitectura tradicional china. Además, no sólo se adapta a las necesidades de los seis departamentos centrales del centro médico, sino que también garantiza privacidad y excelente iluminación natural. Las ordenadas y suaves ventanas arqueadas en todos los lados equilibran la racionalidad y la sensibilidad en la estructura a gran escala. 

El diseño se aleja de una apariencia tradicional y convencional de las clínicas. A lo largo del recorrido en este centro médico, la firma incorpora en el diseño el concepto de «preservación de la salud», derivado de la sabiduría tradicional china. Siendo este un concepto de diseño flexible y específico para el lugar, rompiendo con el estereotipo de un frío hospital.

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2. Santa Fe: un diseño sanador y agradable

La nueva torre de servicios ambulatorios de la Fundación Santa Fe de Bogotá consolida en una sola edificación, junto al tradicional campus principal, la atención médica de pacientes que no requieren hospitalización. El diseño arquitectónico del edificio lo lideró El Equipo Mazzanti, acompañado por AEI Spaces, a cargo del diseño interior de zonas comunes, en tanto que Catalina Iannini desarrolló el interiorismo de todas las áreas médicas. 

El diseño arquitectónico se decantó por un enfoque sistemático, en el que ascensores, baños y demás elementos fijos están en el centro del edificio, mientras el resto de ambientes los distribuyen de manera perimetral, previendo la posibilidad de cambiar en el tiempo, pues los requerimientos de los espacios médicos se actualizan constantemente. 

“El concepto busca generar un recorrido en un entorno sanador, es decir, que el solo hecho de caminar sea una experiencia para quien se dirige a cualquier lugar del edificio, en la que siempre se le transmita una sensación de bienestar físico y emocional».

«Por eso quisimos que cada uno de los pisos, que albergan usos distintos, tuviera un lenguaje singular, a partir de colores, geometrías y mobiliarios diferenciados”, explica el arquitecto Juan Sebastián Pérez, miembro de El Equipo Mazzanti. 

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3. Hospital especializado en cáncer

El hospital cuenta con 176 camas hospitalarias –incluidas treinta de cuidado intensivo–, ocho búnkeres para radioterapia, servicios de hematología y trasplante de médula ósea, medicina nuclear, imágenes diagnósticas, nueve quirófanos, laboratorio clínico con servicios de genética y biología molecular.

En esta obra existe la presencia imponente de los cerros que se tuvo en cuenta por la firma al momento de proponer el diseño. El estudio tuvo como filosofía que “en los proyectos hospitalarios se pone en el centro al ser humano. Es importante hacer sentir al paciente mejor de lo que se encuentra a partir de la presencia de luz natural, el disfrute de las visuales y el contacto con materiales amables”. Esto se convirtió en la piedra angular para desarrollar el diseño arquitectónico. 

“La idea primaria fue generar una gran ventana hacia los cerros, meter el paisaje al interior del hospital”, explica Berenguer. De esta manera nace la disposición de la planta en U abierta hacia las montañas, que maximiza el número de habitaciones que miran hacia el este. Esto les permite al lobby y a las salas de quimioterapia disfrutar de la vista. Así se estructura el acceso principal al edificio en un gesto de recibo al visitante. “Adquiere la forma de dos manos juntas y abiertas, que te dan la bienvenida”. 

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